1

13.5K 425 7
                                    


CAMILA

—Se avecina una tormenta, y de las buenas, llegaras empapada.
Nick estaba al teléfono conversando conmigo, mientras yo caminaba por la banqueta mirando al cielo de vez en cuando para percatarme que tenía razón, se venían las lluvias y no tenía nada con que cubrirme.
—Estaré bien, te llamo luego. - Colgué y guarde mi celular al cabo de unos minutos.
Dinah me había dejado la dirección del lugar que le pedí como cuartada, le marque incontables veces para agradecerle que estaba segura que de la pena no me lo cogió, no importaba ahora, estaba fuera de la cuidad por hoy gracias a que ella me ayudara, que no hiciera nada que nos dejara mal, era ¡la cuidad de las luces!, imposible que nos quedáramos sin hacer nada encerradas en mi departamento.

Mi vista pasa por ambos lados del camino en el que me encuentro y a lo lejos observo el club , muy peculiar, miro la hora del reloj que él me regalo el aniversario pasado y veo que es algo temprano; 5:47 . Me apresuro a darle encerada a mis pensamientos y camino decidida al bar, los truenos retumbaban en mis oídos, pronto fueron apaciguados por el ambiente que se encontraba dentro.
No era la hora acordada pero seguro llegaría antes, era nuestro club, y no un club cualquiera, Hunter era el nombre, era muy reconocido al parecer, de inmediato camino hasta la barra, sentándome en un taburete de cuero negro, me acomodo y el chico me atiende con una sonrisa picara que reconozco en segundos.

— ¿Qué será? —Pregunto el hombre y sin mirar le conteste con voz queda
—Una Sangría Clásica. —Y en seguida se retiro a hacerlo.
Deje de lado mi abrigo ahora innecesario y junto a mi apareció la persona que quería ver, pasando sus brazos por mi cintura y sus labios viajando por mi cuello dejando un beso en el lugar justo de mi pulso.
Sonrío antes de girarme y darle la cara, me levanto del banco y planto un descarado beso, que a todos cuantos nos miran deja indiferente por la acumulación de personas metidas en sus asuntos, pero tiene un sabor en los labios que enseguida me encanta.
—Estas aquí —Dice en su tono ronco que hace sin darse cuenta que ... Me gusta
—Debo decir que tu mensaje me tentó demasiado. —Le aclaro y me besa tiernamente, se sienta al lado mío y  «Un Alexander»  es lo que pide y el chico que anteriormente estaba tirándome los tejos, reflexiona de la situación y se va cabizbajo. —Sinceramente pensé que no vendrías —Le da un trago a su bebida sin perder el contacto de su mirada con la mía.
—Estoy aquí, ahora .. ¿Qué es lo que harás?  — Mire desafiante y sutil a la vez.
Estaba muy consciente de que había pasado mucho desde que mire sus ojos por primera vez, con tan buena educación, que lo escrito en su desesperado mensaje enviado a mí, no tenía nada que ver ahora mismo. No parecía ser la misma persona, sin embargo aquí estaba, a solo centímetros, en un club nocturno y sus ganas sumadas con las mías en un intento de aceptar el pecado que me ofrecía.
—Lo que te prometí —Sonrío de lado y el ambiente en el que nos encontrábamos cada vez más se sobre cargaba, llevándome hasta un cubículo reservado, en el  sofá vacio me sentó y me dijo que la esperara allí sin moverme, se encargaron de llevarme las bebidas hasta el sitio, cerraron las puertas y la tela suave alrededor de las paredes, amortiguaron la visión de cualquiera.
Bebía la Sangría y casi para acabarla de los nervios que se apoderaron de mi en un momento a otro. ¿Por qué? ... No podía creer que este haciendo esto.

—Reconoces la canción ... - Su aliento quemaba mi cuello, estaba atrás de mi pasando sus inquietas manos por mis hombros, masajeándolos, sobre la canción, si ... la reconozco. Se paso de largo adelante de mi y visualice bien su cambio de vestimenta.
Llevaba una gabardina que le cubría el cuerpo completo, su alborotado y sexy cabello, sus penetrantes ojos otra vez en mi .
—Comienza —Le pedí y ella asintió
La canción inundaba el lugar donde estábamos, inicio desatando su cinta, se dejo llevar por la canción quitándose la prenda y cuando lo hizo, dejo ver su trabajado cuerpo, su lencería de encaje ceñida a ella sin problemas, daba pasos lentos, sensuales para mi, seguro yo me quede embobada, no lo niego, me gustaba el espectáculo. Me acomodaba y me revolvía en mi asiento embrujada y con mis pupilas dilatadas.

Se  acerco en mí y como una cualquiera se sentó a horcajadas sobre mí, mis manos llevadas por inercia a sus caderas las aparto bruscamente, atrapándolas de mis muñecas, me beso fuerte y rápido que apenas pude reaccionar a su contacto cuando ya estaba de nuevo alejada de mi, se dirigió de una vez al lóbulo de mi oreja derecha, mordiéndolo.
Cerré los ojos y abrí los labios un poco disfrutando del contacto, mis extremidades estaban flojas ya, su cuerpo caliente sobre el mío que estaba posiblemente igual, se levanto y se inclino tomando de mi bebida un trago. Rápidamente la dejo en la mesa de noche  y siguió con su tentador baile, moviendo sus caderas, sus brazos alrededor y pasando brevemente por mi rostro, se giro y se medio sentó dándome un vista de su trasero expuesto para mí.
La atraje hacia mi sentándola en mis piernas dándome la espalda y acaricie sin morbo alguno, mis nervios habían sido sustituidos por la excitación del momento, el valor que hace mucho que pensé desapareció ahora había vuelto, ella emitió un crujido que llego a ser gemido, pronto cambio de la posición y a mí me levanto besándome efusivamente, con ganas, desabrocho mi camisa con un desespero haciendo que unos cuantos botones se escucharan caerse, y  empujándome para quedar apoyada sobre mis codos e inclinada.
—No sabes cuánto te deseo ... —Dijo a medida que quitaba completamente mi camisa y la tiraba para algún lugar, sus labios recorrían mi espalda, me quito el sostén y pasaba sus delicadas puntas de los dedos por mi piel, yo mantenía los ojos cerrados.

—Déjate hacer —movió mi rostro y me beso como pudo por el ángulo
En mis pensamientos, claramente sus palabras en el mensaje que conservaba en el teléfono no me dejaban.

« Haré lo que quieras si me lo permites, acepta y dame la oportunidad de pasar una noche contigo, utilizarme para tu placer es lo que más deseo que hagas ... »

De un solo movimiento cambio el juego y mi pantalón estaba desabrochado, sus habidas manos estaban posadas en mi abdomen, anhelando, disfrutando del contacto, por un momento aparte la imagen de mi vida perfecta y enfrente de mi, aparecía mi pecado, mire a los lados, no quería pasar la noche, no aquí.
—Vamos .... —Tome mi camisa sin acomodarme el sujetador , ella confundida se coloco la gabardina de nuevo y sabiendo lo que le esperaba tomo un último trago de mi sangría.
                               
                              ***
  
No había absolutamente nadie más que nostras, el aroma a su perfume cubrió la habitación, embriagándome con él, si tanto lo quería como me lo suplicaban sus ojos se lo daría, y porque no, estamos aquí para mi disfrute, bueno pues quitando sus prendas, desnudándola a poco, se tiende en la cama y yo soy libre de despojarme de la ropa que me molesta, ella no deja de devorarme con la mirada.
—Túmbate —No tardo ni un segundo y ya estaba dispuesta para mí —Cierra los ojos..
Lo hizo.
Me tome el tiempo para conocer su cuerpo sin restricciones, ¿Por qué me parece sexy ahora? Estaba como quería y por más que lo resistí ya era demasiado tarde para desaprovecharlo ahora. Me lance a la cama lentamente escalando por su cuerpo, me permití besar sus muslos, pasar mis dedos por su nívea piel y saborear el sabor de esta. Ella suspiraba ansiosa y yo sonreía por ello, pasa más arriba a su abdomen y le propinaba pequeños e inofensivos mordiscos.
Sus pechos atendidos por mí, uno por uno,  a este punto ella gemía no tan fuerte, nunca abrió los ojos y me encantaba su obediencia. Tanto me deseaba y me temo que yo también.

LOVERS 🌹 CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora