Inguenua

35 2 0
                                    

He decir que yo nunca fui de punto y coma, vamos, por no hablar de punto. Siempre fui de continuaciones, de segundas partes (entre suicidas, como dice Ellar). Nunca supe ser la voz cantante, la más grande, porque siempre pensé que eso era para personas grandes (y yo no podía verme más pequeña). Me encantaría decir que fue por mi culpa, que fue mi culpa no quererme, no ver que en realidad era enorme, que era eterna; que te quise querer de más cuando sólo podía querer a secas, pero para que querer culparme, porque, si acaso hubiese culpables, fuiste tú. Siempre eras tú, quien no me dejaba crecer, quien no quiso verme vencer, porque no eras jaula, eras piedra, la misma que dañaba mis alas cada vez que se recuperaban, la última para dar por terminado en pozo.

Y ahora dime, cómo te voy querer, joder, si lo más bonito que me diste fueron un par de lágrimas cuando me fui, si lo único que me regalaste fue el placer de ver cómo alguien sin nada dentro podía llorar. Dime, qué hago contigo, cómo hago para ahora crecer sin miedo a que otra persona me vuelva a cortar las alas... Soy gigante, lo sé, gracias a ti soy enorme, pero ojalá nunca hubiese crecido (por ti).

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 22, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Lluvia de nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora