Quizás por eso nunca
llegamos a encontrarnos:
yo era venus,
tu marte,
nuestros corazones
orbitaban por distinto espacio,
y nuestras almas
hablaban distinto idioma.
Quizás por eso nunca
llegamos a ser nada
más que polvo en la arena,
más que gotas caídas
en un mar de lágrimas
congeladas
(porque siempre buscaban
tu calor).
Y quizás por eso
seamos dos extraños
cuando un día
no sabíamos que existía
la vida
más allá
de nosotros.

ESTÁS LEYENDO
Lluvia de noches
ŞiirQuizás el error fue quererte demasiado, o intentar quererte, sabiendo que nunca antes, lo habías hecho.