La Nueva Casa De Harry - Capítulo 27

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Snape miró furioso a la piedra gris que constituía la muralla de las mazmorras del salón de clases contemplando golpearse la cabeza contra ella. Contra su voluntad, estaba supervisando a Harry, Hermione, y Ron, además de dos de sus serpientes que habían conseguido una detención con Sprout (¡Sprout! ¿Que estaban pensando? Un furioso Snape le había dado a cada uno una segunda detención por ser tan ineptos y enojar a la normalmente plácida profesora de Herbología. ¿Qué clase de Slytherin no podían manejar a una Hufflepuff, por Merlín? Bueno, dos noches copiando "Los Slytherin no son cabezas de chorlito" una y otra vez, les ayudaría a recordar que su Casa se enorgullecía de ser más astutos que el resto de la escuela. Si no podían siquiera manejar a la Jefa de la Casa Hufflepuff, merecían cada hechizo que sus compañeros les mandaran).

Normalmente mandaría sus Slytherin a fregar calderos, pero difícilmente podía hacer eso con los tres Gryffindor sentados en un escritorio cercano trabajando en sus ensayos. Así que en vez de eso, los cinco chicos estaban escribiendo industriosamente, y Snape había tenido que lanzar sus hechizos de limpieza en los calderos. ¡Como si no tuviera nada mejor que hacer! Todo era culpa de Potter.

Y Minerva. Ella le había dicho que estar restringido a la sala común con todos sus amigos no era precisamente una pena onerosa para el Trío, ni conductiva para completar los ensayos pendientes. Y ya que Granger o Weasley no tenían acceso a una habitación privada de la manera que tenía Potter, aunque la de Potter estaba (gracias a Albus) tan llena de juguetes y cosas que no servía para ser castigado en ella, era sensible que los tres pasarán su tiempo de restricción con un profesor. Y, McGonagall había dicho con un malvado brillo en los ojos, que ya que ella había pasado las tres últimas tardes supervisándolos, era ahora su turno.

Él había protestado en vano, discutiendo que estaban en su Casa. Ella no le había hecho caso y a las siete, los tres pequeños traviesos habían aparecido a su puerta. Sus dos serpientes habían llegado casi atrás de ellos y, para la irritación de Snape, estaban visiblemente aliviados de encontrar a los Gryffindors presentes, sabiendo muy bien que su Jefe de Casa no sería tan malvado en su venganza cuando había no-Slytherin presentes.

Ellos habían subestimado su amenazadora oratoria, sin embargo, y antes de enviarlos a sus escritorios, dejó a los dos pálidos y sudorosos después de un reto que hizo en voz baja sobre lo que les sucedería si fueran tan tontos nuevamente como para no cumplir con los valores de su Casa. Ahora sin embargo, unas horas después, estaban demostrando la resiliencia de la juventud y estaban comenzando a levantar la vista de su pergamino para intercambiar miradas con los Gryffindors.

Snape nuevamente deseo golpear su cabeza con la muralla. Sus Slytherin estaban siendo corrompidos por esos malditos leones. Normalmente, los Slytherin estaban muy enfurruñados por ser castigados o demasiado avergonzados por haber sido atrapados para hacer otra cosa que la tarea asignada durante la detención. Ellos estaban ansiosos por que sus castigos terminaran para poder huir, para así pretender que el castigo nunca había sucedido.

Por contraste, los Gryffindor (probablemente porque recibían tantas detenciones, pensó Snape agriamente) parecían ver los castigos como una oportunidad social. Estos malditos leones obviamente no consideraban el estar en restricción una vergonzosa indignidad, y estaban enviándoles simpáticas miradas a sus serpientes, junto con caras graciosas para alegrar a los deprimidos chicos de segundo.

Para la intensa molestia de Snape, estaba funcionando, y en vez de tener llorosas expresiones de miseria, sus estudiantes estaban aguantándose la risa. Incluso Snape tenía que admitir que la habilidad de Weasley de simultáneamente cruzar sus ojos, mover las orejas, y enrollar la lengua resultaban en una... inusual... expresión. Aun así, estas eran sus mazmorras, y los estudiantes estaban aquí para sufrir.

Harry's New Home - KbinnzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora