Harry's New Home - Kbinnz

La Nueva Casa De Harry - Capítulo 59

Lucius Malfoy miró enojado por su ventana, sin notar la hermosa vista desde su mansión, y malhumorado removió el whiskey de fuego en su vaso. Habían pasado meses desde que Snape lo había visitado y le había pedido que derrocará el gobierno de Fudge, y el mestizo narigón ni siquiera le había enviado una lechuza desde entonces.

Él no estaba acostumbrado a estar al margen de las cosas, y amargamente resintió el hecho de que sus nuevos aliados no confiaban en él. Incluso su patrimonio ya no movía miradas de admiración. Después de todo, mientras que los Malfoy eran una familia antigua, los Black, y que decir los Dumbledore, eran ancestrales. Además de que no confiaban en él y ser más nuevo en el juego de la ascendencia, también era ridiculizado por esos idiotas en el lado de la Luz por su pasado.

El insulto mayor sucedió cuando se dio cuenta que Sirius Black se sentía moralmente superior a él, al punto de llamarlo pervertido porque tenía ciertos...gustos. ¿Por qué nadie recordaba que Black tenía una historia idéntica? ¿No había pasado siete años atormentando a Snape? La persecución que hizo James Potter a Lily Evans había sido casi tan obsesiva como el foco de Black en Snape, aun así repentinamente Black mostró indignación porque Malfoy había torturado a algunos cuantos Muggles. Ni siquiera era como si los ataques de Black a Snape hubieran sido por órdenes del Señor Oscuro; Malfoy por lo menos tenía esa dudosa excusa, aunque nadie le daba crédito por eso.

¿Porque él tenía que ser la excepción en esta historia? ¡El mismo Snape había sido un Mortífago!

Lucius apretó sus dientes cuando pensó en Snape. Hablando sobre las alturas de la hipocresía. Incluso ignorando las lealtades pasadas del hombre hacia Voldemort, el idiota de pelo grasiento era legendario entre los estudiantes presentes y pasados de Hogwarts por su gusto de dejar a los niños llorando con su viciosa lengua. Su persecución incansable de todas las cosas Gryffindor era, incluso para los demás Slytherins, más bien excesiva. ¿Como se atrevía a injuriar a Malfoy? Que le daba el derecho de reclamar superioridad moral como si fuera algún amable y bien balanceado Santa Claus?

Estúpido Señor Oscuro. Si solo él no hubiera permitido que lo venciera un infante, nada de esto estaría sucediendo. Aunque, para ser justos, si Snape tenía razón y Él había hecho horrocruxes, entonces la Vida como uno de Sus lacayos habría sido probablemente menos agradable de lo que Lucius había anticipado.

Malfoy suspiro. Unirse al Señor Oscuro había sido una muy mal idea. Él podía admitir eso ahora, cuando no tenía los siempre presente Crucio de su anterior amo o la difamación incesante de sus cambiantes compañeros mortífagos. Oh, él había prosperado en ese ambiente como uno de los seguidores más ricos y aristocráticos del Señor Oscuro, además de ser un completo bastardo, pero también ayudaba el hecho que, en ese tiempo, no tenía hijos. Él tenía que admitir que después del nacimiento de Draco, él había comenzado a tener sus dudas si acaso Voldemort era lo mejor que le había sucedido a su familia o no. Había hecho alegar la defensa del Imperius mucho más fácil, aunque su precaución natural le había prevenido de romper formalmente del desaparecido Señor Oscuro, hasta ahora.

Aunque, ahora, la suerte estaba echada. Incluso si Voldemort se volvía a levantar, Snape jamás le permitiría regresar donde el Señor Oscuro. Él revelaría la promesa de lealtad de Malfoy si Lucius mostraba alguna inclinación de reincidencia, y Malfoy había visto cómo el Señor Oscuro lidiaba con presuntos traidores, mucho menos traidores confirmados. Él se estremeció. No, no había vuelta atrás para él.

Eso significaba que era más crítico para él, ugh, congraciarse en su nuevo grupo.

A diferencia de Fudge, Snape no estaba complacido con Malfoy por ser un Malfoy, y para molestia de Lucius, Snape ni siquiera le había pedido que financiara nada, lo que le habría proporcionado poder sobre el hombre. No, por primera vez en su vida Lucius necesitaba la buena opinión de un surtido de Gryffindors, sangresucias, y traidores a la sangre, gente que, por la mayor parte de su vida, él había considerado a la par con elfos domésticos en vez de sus iguales. Y aún peor, ellos lo miraban con desprecio. El descaro absoluto de esto lo ponía furioso, y estaba tentado a quedarse tras las protecciones de su mansión y disfrutar el vino de su bodega mientras los idiotas se mataban unos a otros.