Capítulo XXIX

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Whatever you want

Oficialmente, Rey no tiene a nadie en el mundo.

Tiene veintiocho años y es una viuda sin hijos, dos veces huérfana y una brillante astrofísica que no puede levantarse de la cama.

Kylo rompe las reglas por ella nuevamente: es él quien la cuida, quien la alimenta.

(Sería una imagen simpática, si el hogar de Rey no estuviera siempre bajo una nube negra: la imagen de un hombre vestido de negro intentando descifrar cómo funciona un horno eléctrico).

Así son las cosas: panqueques quemados, suflés desabridos y sopas insípidas, todo ante el silencio desalentador de Rey.

Es lo mejor que puede darle, y nunca antes ha sido tan dolorosamente consciente del fracaso de sus esfuerzos al intentar ofrecerle algo mejor.

Sin embargo, sin importar sus fracasos, y aunque sigue teniendo sus obligaciones y debe desaparecer cada tanto, no pasan doce horas sin que aparezca de vuelta para asegurarse de que Rey ha comido.

Rey, quien no puede levantarse a una semana del funeral, desearía morirse.

Y eso es algo que Kylo no permitirá. 

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