A tu lado

Capítulo XXVIII

Whatever makes you happy

El llanto de Rey es horrible.

Es un justo contraste: si su sonrisa es hermosa, su llanto debe ser lo más horrible del universo.

O así le suena a Kylo.

No recuerda haberla escuchado llorar así jamás.

―Por favor, ayuda...

Sus súplicas ni siquiera cuestionan su repentina presencia en su casa. Rey, la persona más lógica que conoce, no cuestiona que un hombre de su pasado se encuentre repentinamente en su patio ahora que su marido ha caído del techo mientras intentaba bajar a un gatito atrapado.

El gatito está a salvo.

Finn no.

―N-no respira...

Kylo sabe que no. Y sabe que podría traerlo de vuelta ahora, ahora que el cuerpo aún está tibio, pero...

Rey libera una de sus manos para hundir los dedos en la tela que cubre su pecho.

―Por favor, Ben... Por favor, llévanos al hospital, vayamos a... A hacer algo, ¡no lo sé!

Kylo desearía ayudarla, pero hay un problema: el principio de equivalencia.

A varios kilómetros de la casita (casi) de campo de Rey no hay nadie.

Si Finn fuera a despertar ahora, el único reemplazo humano posible sería...

Sería...

―Es tarde ―confiesa él, y también siente que podría ponerse a llorar―. Ya es tarde, Rey. Es demasiado tarde...

―¡Ayúdalo! ―vuelve a rogarle ella, y él cierra los ojos―. ¡Ayúdalo, tráelo de vuelta!

Quizás a un nivel instintivo, Rey comprende algo de lo que él es capaz.

No obstante, no comprende todo, y es por eso que...

Es por eso que...

―No puedo, Rey. ―Su voz se rompe, porque ella agoniza, él agoniza, y el alma de Finn le suplica que lo libere a la par que lo deje quedarse con el amor de su vida―. Esta vez no puedo, Rey... Esta vez no puedo...

Rey se deja caer en sus brazos y Kylo la abraza, porque no le queda de otra.

El alma de Finn besa por última vez a su esposa, un beso casto en la sien.

Y va junto a él.

Pero él no va a ninguna parte; permanece todo el tiempo necesario al lado de Rey, quien simplemente no puede parar de llorar.