Emily, una joven alegre, curiosa y extrovertida.
Tyler, un chico timido, con una forma de ser bastante misteriosa.
Ella no se dará por vencida hasta saber el secreto que provoca que el chico sea de esa forma. Y de paso, intentará hacer cambiar esa...
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Viernes y como siempre, en el descanso del almuerzo planeamos nuestra tarde del día.
—¿Haremos algo hoy? —Pregunta Mathias tomando una cucharada de crema de tomate y llevársela a la boca.
—Yo y Kira no podemos —Hablo—. Le prometí que la acompañaría al centro comercial a elegir su vestido para la licenciatura de su hermano. Y ya sabes que demora bastante en eso.
—Además, en la noche haremos una pijamada solo de chicas, antes de que comiencen los exámenes del mes.
—Está bien. Ty, Sebas. ¿Alguno?
—Lo lamento amigo, esta vez no. Recuerda que debo viajar por el fin de semana a la casa de mis abuelos y me voy hoy en la tarde —Dice Sebastian.
—Yo creo poder. ¿No importa si somos solo los dos? —Pregunta Tyler.
—Para nada. Mientras menos mejor —Dice mi mejor amigo y todos lo miramos serios —Es broma. Saben que me encanta pasar tiempo con ustedes.
—Entonces ahí nos ponemos de acuerdo.
—Emily —me habla el rubio y yo lo miro—. ¿Me podrías hacer un favor?
—Obvio.
—¿Cuidarías a Gerad por mí? Es que mi abuela se volvería loca si ve a una rata en su casa.
—Emm, ¿claro? Aún que mamá también reaccionaria mal.
—Pero puedes dejarla en tu habitación. Solo debes abrir la jaula una media hora al día para que camine y listo. Es obediente así que entrara enseguida si le dejas comida —Asiento.
—Pero hoy no estaré en casa.
—Puedo entregárselas cuando vallan a casa de Kira.
—Ni pienses que entrará esa cosa en mi casa —Dice asqueada la chica a mi lado.
—Kira, por favor. Solo será una noche. Luego Emily se la llevará y listo —Sebas hace un puchero con sus labios. Kira lo mira unos segundos y luego asiente rodando los ojos—. Genial.
Nos paramos de la mesa y caminamos a nuestros casilleros mientras que Tyler y Mathias se ponían de acuerdo respecto a lo que harían más tarde.
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Suena el timbre de mi casa y bajo corriendo las escaleras para atender antes que Nick, mi hermano mayor.
Abro la puerta y veo a Tyler apoyado en el marco de la puerta. Nos saludamos con un apretón de manos y lo invito a pasar.
—¿Videojuegos? —Le muestro unos discos en la mano.
—No soy experto, pero lo intentaré.
Pasamos gran parte de la tarde jugando y luego comimos emparedados hablando de fútbol, de los próximos partidos y creando técnicas de juego.
—¿Quieres subir a mi habitación? Es que ya llegará mamá y siempre toma el control del televisor, por lo que no tendremos mucha tranquilidad —Le pregunto y este asiente antes de seguirme peldaños arriba.
Entramos en mi preciado cuarto y lo invito a que se siente en mi cama y yo me siento en la silla de mi escritorio. Hablamos de variados temas y me pregunta que tal han sido estos años en el equipo.
Le explico todo y mientras hablo, lo miro y me fijo que no está prestándole atención a mí, sino que a la ventana de la casa de mi mejor amiga. Dejo de hablar a media palabra y este ni siquiera lo nota.
—Así que por eso las vacas vuelan.
—¿Vacas? ¿Qué estás hablando? —Logro llamar la atención de mi nuevo amigo.
—No sé. Dímelo tu —este se da cuenta de mis indirectas y posa incómodo la mirada al suelo— Tranquilo, ya estoy acostumbrado a que no escuchen mis historias.
—¿Enserio?
—No, a todos les encantan. ¿Refresco?
—Emm, por favor.
Bajo las escaleras y entro a la cocina. Me encuentro a mi hermano sirviéndose un vaso de agua con solamente sus calzoncillos puestos.
—Hey, Nick. Hay visita.
—¿Vino Emily? —dice emocionado.
—No, es Tyler. Un nuevo amigo del instituto.
—Ah, bueno. Si sabes de Em me avisas.
—No. Ve a vestirte. No puedo creer que con 24 años aún no sepas lo que son los pantalones —suelta una risa sarcástica y sube a su cuarto para supongo que ponerse algo más de ropa.
Abro la hielera y saco una jarra con zumo de piña y lo sirvo en dos vasos para luego subir con ellos.
Entro a mi habitación y veo a Tyler observando un collage de fotos con Emily que tengo en mi habitación. Hay 12 fotos, comenzando con una en donde nuestros padres nos tienen en brazos y nosotros éramos unos bebés, luego otras más de niños, y así, fotos de cada ciertos años hasta una última que fue tomada en las vacaciones de verano, días antes de entrar a este último año de instituto.
Nota mi presencia y se gira rápidamente. Me recibe el vaso y vuelve su vista al cuadro.
—Son muy amigos ustedes.
—Sí, desde que éramos pequeños. Y creo que cada año vamos aprendiendo más del otro, lo que nos hace acercarnos cada vez más.
—Y... ¿No sienten algo más que amistad? Digo, se ven lindos juntos y se nota en cómo se abrazan y eso... —habla Tyler medio nervioso.
—¿Bromeas? Yo la amo, pero como una hermana.
—Ah.
—¿Y tú?
—Uhm, ¿yo que?
—¿Te gusta Emily? —La pregunta parece sorprenderle, ya que se ahoga con el jugo y empieza a toser de forma brusca.
—¿Que? No... Osea, me parece muy linda. En todos los sentidos.
—Interesante...
—Me agrada bastante. Me gusta la manera en cómo me siento cuando estoy con ella. Siento que nunca me va a juzgar de mala manera.
—Ella es perfecta. Siempre está preocupada por todos, aún que no lo exprese siempre y que, a pesar del poco tiempo, se ve que tú le importas.
—¿Tú crees?
—Lo sé —Respondo con seguridad.
Justo en ese momento, me acuerdo de cuando mi mejor amiga me pregunto cómo saber si le gustaba alguien, y yo enseguida pensé en Tyler. Si a ambos les gusta pasar tiempo juntos, no veo la hora en que su amistad avance hacia algo más.
Los shippeo completamente.
Emyler is real. Y si lo es, Sebas me debe una hamburguesa de extra queso.