Un Pequeño y Lujurioso Problema

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Capítulo III

Estaba en la sala de la modesta casa, aún no creía el verla de nuevo. La pequeña trajo un pedazo de pastel para el chico.


- Lo hice yo misma. - se lo decía con una dice sonrisa

- Gracias - contestó algo extrañado - ¿cuánto llevan aquí? - cuestionó más relajado sentándose en el sillón de esa sala

- Nos mudamos hace un año, mi querida hermana quería venir a esta "gran ciudad" lástima que cueste demasiado el hacerlo. - le comentaba en tanto le servía una taza de café

- ¿Acabaron todo el dinero que les dió mi padre? - expresó sorprendido

- Entre la demolición de la granja que teníamos, más el traslado,más la compra de esta casa mi hermana vió que no nos bastaría, así que se hizo de un lugar en el cual enseña baile y ahí se fue todo el dinero. - le contaba con total naturalidad como si eso no significase nada

- ¿Tienen problemas económicos?

- Yo creo que sí, aunque Peri dice que diga lo contrario, sobretodo si te veo.

Ya entendía algo de lo ocurrido el rizado, tal parece que no les iba tan bien como su investigador decía

- ¿Planeó verme? - le preguntó con algo de pena

- Sí, pero no quiere hacerlo aún, quiere comprarse un vestido para verte, aunque le sale caro.


El chico quedó asombrado, no sabía que estarían en condiciones modestas, talvez sea parte de su pasado; pero enserio se preocupaba por ella.


- Un hombre vino a visitarnos, supongo que es amigo tuyo. - se pronunció viendo que el joven se mantenía callado.

- Oh, es un conocido, me preocupo que les pase algo y él me dijo que podría echarles un ojo.

- En otras palabras nos mandaste un espía. Vaya que mi hermana te tiene tocado. Ja. - soltaba unas carcajadas

- No es como crees, y no le digas.

- Descuida, sé guardar secretos.

- "Cla~aro Acua". - se expresó con sarcasmo.

- Termina mi pastel, iré a hacer el almuerzo antes de que Peri llegue.

- Está bien.


La pequeña se retiraba, él estaba más relajado sin ella, vaya que parecía presionarlo. Talvez sería porque su hermana estaba con problemas.


La sala era pequeña, según él era una vida aceptable. Pero quizás no se percata que tener algo así le cuesta mucho.


Se levantó, quizo aventurarse a inspeccionar la casa, subió por los escalones, solo tenía un segundo piso.


Ingresó a un cuarto. Veía la pequeña habitación, una cama, un escritorio, nada que se viera extraño, un disco encima del escritorio, era suyo.


- Tiene buen gusto. - comentó risueño.

- Ja, nunca creí que llegarías a ser egocentrico - se escuchó una voz detrás de él.


El joven dió vuelta algo apenado, era claro de quien se trataba.


- Peridot.

- Hola ricitos - le saludo con un ademán - ¿No vendrás a saludarme?


Era cierto, no había tensión, bueno no tanta como con Lápis, se sentía hasta bien, fue donde ella y le dió un fuerte abrazo.


Amores Compartidos (Quédate Conmigo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora