Amores Compartidos (Quédate Conmigo)

Asesinato

Capítulo XXXIV

Salió de su habitación, este día no quería pasarlo en su cama, ya había perdido mucho el tiempo. Pasó por la escalera, sintió un mareo, no era buena idea.

Pasaba Jasper por el sector, rápidamente fue donde ella.

- Mi señora, no es prudente caminar con esa fiebre.

- Estaré bien, solo necesito aire, ayúdame a bajar por favor.

El hombre obedeció, la dejó cómoda en el jardín. El sol era bueno; pero sentía un molestar con él; la cabeza era la que le reclamaba.

Se estaba aclimatando al ambiente, ya sentía algo de agrado, sin embargo, la cercanía de dos mujeres le volvían a traer malas sensaciones.

- Hola señora Connie, creí que seguiría en cama. - se pronunciaba burlesca la rubia.

- ¿Qué buscan aquí? - mostraba su molestia Connie.

- Solo era curiosidad, te vimos bastante mal. - le contestaba la escritora.

- No tanto como ustedes intentando recuperarlo.

- Tranquila Connie, no vinimos a iniciar un problema, realmente ahora eres tan amenazante como lo puede ser una mariposa. No hay motivo para atacarte.

- Ella tiene razón, ahora ni un simple beso puedes darle a Steven. - apoyaba a la compositora la ojos verdes.

- No olvides quién te humilló en la cama Peridot, te vencí en tu juego.

- Bueno, tendré que practicar con Steven mientras te curas, espero y logre vencerte. - continuaba humillando.

Las dos mujeres notaron que el tono de piel de Connie cambiaba, se volvía de un color morado, al parecer se estaba poniendo mal.

Lapis tomó del hombro a la rubia invitándola a irse, Peridot de mala gana la obedecía, sin embargo unas palabras la detuvo.

- Él se crió de otra manera, si se entera de lo que son las rechazará como a leprosos.

La rubia se acercó a ella intentando darle un golpe, Lapis la detuvo justo a tiempo sin embargo la euforia del momento había sido suficiente para ella.

Caía al suelo, al parecer le llegó un pequeño ataque, las chicas asustadas dieron un grito que rápidamente llegó a oídos de Jasper quien fue a su socorro.

El estado de la mujer mejoró en días posteriores aún así Steven pidió que reposara un tiempo más en cama, algo que no le gustaba; pero debía obedecer.

- Steven salió, Connie está en cama, Jasper tiene día libre, es hoy o nunca. - se mostraba seria Peridot.

- Vamos.

La relación estuvo mejor con Perla y su padre, eran como heridas borradas y él en pro de culminar totalmente con toda tensión quizo regalar un recuerdo a su padre.

Fue a su primera casa, esa donde Steven se había ocultado con la rubia de la prensa, veía con añoro un cuadro de su madre que se veía desde el cuarto matrimonial.

Lo acarició con dulzura, lastimosamente el tiempo pasó por el cuadro que no resistió más y cayó, el muchacho evitó cualquier ruptura; pero notó que caía una llave del marco.

Era una pequeña, no era difícil saber de donde era, la tomó y fue a abrir el cajón de la pequeña cómoda que estaba cerca a la cama, sacó un diario, era de su madre.