Amores Compartidos (Quédate Conmigo)

Adolescente.

Capítulo XXI

Salía temprano para verlo, lo había perdido ya mucho, hoy debía estar con él, lo esperaría en la sala.

Se veía la llegada del chico con un gesto cansado, le daba pena verlo así, haría lo posible por mejorar eso.

— Rizos esa fea cara ya me tiene cansada; pero no te preocupes, tengo la cura. — le mostraba una actitud juguetona.

— Acabo de despertar, no esperes que esté con una sonrisa. — se mostraba molesto el chico.

— Talvez Connie anoche no te ayudó con ello. — le robaba un beso.

El joven se alejó con molestia, dejando atónita a la rubia.

— ¿Es de lo único que hablas? — se mostraba con sequedad.

La ojos verdes mostraba un sonrojo fuerte, estaba avergonzada a grandes escalas, solo el chico pudo conseguirlo.

— Debo irme, hoy grabo mi disco, talvez no te importe. — soltó aún con molestia.

El chico se dirigía a la salida tras ver que su esposa no daba señales de querer hablar, la rubia se exigía a si misma volver a conciencia.

— ¿P-puedo ayudarte en algo? — se expresaba tímidamente.

El chico daba vuelta lentamente, la veía con seriedad; pero le respondería.

— Pide a Lápis que venga lo antes posible al estudio, necesito que me ayude. — contestó más relajado para luego retirarse.

Peridot veía su poca importancia en la vida del chico, recordaba vagamente aquellas palabras de la morena "Solo eres el añoro de una vida fugaz para él".

Se dirigió al cuarto de la pelo azul, obedecería siquiera al chico en esto, le debía ser útil en algo.

La veía bastante cansada, tal parecía no había dormido bien, los ojos estaban algo hinchados.

— Despierta Lapis — la movía con algo de cuidado.

La mujer parecía despertar, se aferró con fueza al brazo de la rubia.

— Por favor Steven. — soltaba con timidez.

— Despierta Lapis, ya se fue. — expresó irritada la rubia.

La mujer observaba con pena que aquel hombre no la acompañaba otro día, talvez era hora de resignarse a ello.

— ¿Qué quieres ahora? — se mostraba igual de molesta.

— Steven me pidió que te apresure para que vayas a su estudio, hoy inicia grabaciones.

— Quiere a la empleada — se mostraba con tristeza.

— Lo que él busca es apoyo de su esposa. Preocúpate por su carrera, no actúes como…

— ¡¿Como niña?! O talvez, virgen, inmadura, infantil, mimada o ….

— No, no, nada. Talvez, egoísta, desinteresada, despreocupada. Ahh, Lápis, no compliques más esto.

— Tú no me juzgarías tan severamente si supieras lo poco que le importó que le haya dado mi virginidad.

— ¿Es eso lo que te preocupa?, él sufre por haberte obligado a permanecer así. No lo demuestra porque además de preocuparse por tí tiene que luchar por una carrera que no da los frutos que el esperaba.