Amores Compartidos (Quédate Conmigo)

Cena de Amantes

Capítulo X

El cielo estaba oscuro, no era de noche; pero las grises nubes hacían que se sintiese así, llovería dentro de poco y el lugar donde estaban no era favorable.

— Lo siento; pero debemos irnos. — ordenaba el rizado mientras se levantaba de la manta. — Haremos el picnic otro día.

— Lo entiendo; pero aún así quisiera que comamos la comida.

— No tarda en llegar la lluvia Lápis, la comeremos en tu casa. — trataba de hacerla razonar

— No es lo mismo. Mira, no parece que llueva tan pronto, comemos rápido y nos vamos. — insistía la pelo azul.

El rizado trataría de explicarle pero la mujer estaba necia en entender, no había más que ceder.

— Está bien. — respondió resignado sentándose.

La mujer desbordaba alegría en su rostro, valía la pena ceder por ver esa sonrisa, parecía que la pelo azul tenía razón no caía ni una sola gota en toda su comida, o eso creían.

— Lapis estoy alegre de ver que me has levantado el ánimo y que bueno, estemos tú y yo así — la tomó de la mano consiguiendo un ligero sonrojo en ella — pero nuestro trabajo no ha avanzado nada hasta hoy, muchas semanas pasaron y mi jefa estará esperando el gran hit.

— No te preocupes amor, yo tengo algunos escritos que puedo darte para…

— ¡No!. — soltó molesto su mano

La mujer puso ambas manos a su boca, no podía entender su reaccionar.

— Lápis, ¿acaso olvidaste que debía ser "mi" éxito? yo debía hacerlo. — le recordaba molesto.

— Accediste a colaborar y yo…

— Disculpa, ¿a eso le llamas colaborar? Debes estar bromeando. — la interrumpió rápidamente

— Estás siendo injusto conmigo Steven yo solo quería…

— Quiero seriedad Lápis, pongámonos profesionales, solo te pido eso y que te preocupes por mi carrera por una sola vez.

La mujer parecía niña regañada, la mirada al suelo y las manos frotándose entre si.

Uno de los dos debía quitar la tensión; pero cuando parecía que ambos lo intentarían hacer la lluvia terminó dándoles un golpe, uno muy frío que los separó de ese tema en particular.

Estaban a media comida; pero ya poco importaba, ya que de ella la lluvia la había estropeado totalmente.

— Toma todo y mételo a la canasta. — ordenaba el rizado quien se disponía a tomar algunas y ayudarla.

El parque era inmenso y basto, la lluvia los castigaba sin contemplacion, gotas de gran tamaño penetraban la delgada vestidura de aquellos amantes.

Llegaron al fin al auto del chico, lo empaparon por completo, la pelo azul mantenía el rostro al suelo el rizado no estaba con ganas de hablar, así que para el era mejor que se mantenga así.

Llegaron al hogar de Lapis, el frío era insoportable, Steven quería retirarse; pero debía quedar con la pelo azul en un acuerdo.

— Debo hablar contigo, ¿podemos quedarnos en tu casa?

— No tienes porque preguntarlo, claro Steven.

Salieron del auto, entraron al hogar lo más rápido posible, encendieron la chimenea de la casa, la mujer preparaba unas bebidas calientes mientras que el chico se calentaba con el ambiente.