Malas Compañías

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Capítulo XXXI

Una de las cosas que pasaban por la mente de la escritora era comprobar si se perdería ese deseo lujurioso hacia su compañera, nada, absolutamente nada cambiaba, quizás los primeros días; pero eventualmente llegaba el deseo.

No había tenido las mejores conversaciones con su marido ya que a pesar de tenelo debía compartirlo, la que la pasaba peor era Peridot que aún no había pagado esas deudas nocturnas con Connie.

Una de los últimos días de su visita Steven terminó sorprendido, veía a Perla en la puerta, aún sentía algo extraño respecto a ella, recordar las mentiras que la envolvían eran la causa.

Aún así no fue descortés, la recibió cordialmente, le dejó una habitación encargada y la llevó a la sala, donde Connie la recibía contenta.

Perla parecía censurarse; pero eventualmente adquirió el valor necesario para enfrentar a su consentida para hacer lo que había venido a hacer.

— Connie, eres inteligente, así que he de suponer que ya sabes porqué vine.

— Yo organicé todo esto. — respondía tranquila — Pero fue contra mi voluntad.

— Las otras dos son el problema ¿cómo están?

— Sufriendo, ese era siempre el plan.

— ¿No te aburre?.

— Créeme que verlas desesperadas me alegra la mañana.

— Pero a mi no Connie, las quiero fuera de todo esto, el matrimonio no es un juego. — se mostraba más sería.

— No falta mucho, lo presiento.

Trataba de confiar en ella; pero era contra dos con las que se enfrentaba, de igual manera no podría decirle por la oportuna llegada de Steven con sus otras dos esposas.

Lapis se veía tensa, con mucho desgano, ver a su "suegra" no le gustaba para nada, Peridot en cambio se mostraba segura y relajada.

Todos reunidos comenzaban a hablar, la conversación por todo lo extraño era amena, confortable y cálida, hasta la compositora se sentía mejor y más segura, talvez nada la incomodaba porque Perla no hacia ningún comentario de la peculiar relación.

Steven recibió una llamada de Greg, iría a recibirlo en el aereopuerto, en tanto dejaría a las damas seguir conversando. Se despidió y fue a por él, en tanto  dejaba a las chicas angustiadas de lo que Perla podría hacer sin él.

— Bueno chicas ustedes eran de mi agrado, sobretodo tú Peridot — le regalaba una sonrisa — pero eso fue hace mucho, hoy no necesito de su compañía para Steven, él estaba casado.

— Lo entendemos Perla; pero fue Connie quien insistió. — se ponía defensiva la pelo azul.

— Lo sé; pero ustedes igual mostraban sus intenciones siendo amantes de mi niño.

— No fue algo planeado, es algo que me quema por dentro y no deja de atormentarme. — continuaba explicando la escritora.

— Yo sí lo busqué. — comentaba burlona la rubia.

Lapis le dió un codazo para tratar de relajar a la mujer, sin embargo Peridot se mostraba más determinada.

— Yo vine aquí para estar con él, solo lo dejé porque quería que su carrera funcione, al eso realizarse ya nada me impedía buscarlo así que lo hice.

Amores Compartidos (Quédate Conmigo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora