Inspiración

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Capítulo V

Accedió, era ridículo; pero lo había hecho, la seguía sin entender a donde, le había preguntado reiteradas veces; pero ella quería que fuese una sorpresa o talvez esperaba que adivinace.

El auto de la mujer se había detenido.

— ¿Un parque? — preguntó bastante extrañado

— Pues claro, ¿piensas entrar? — contestaba algo enérgica.

El joven aceptó, lindo lugar; pero enserio era innecesario, almenos para una noche en los Ángeles.

Puso una manta debajo de un árbol bastante grande, se sentó e invitó al rizado a que haga lo mismo.

Estaban cómodos, el ambiente era más peculiar; pero nada práctico según el chico.

— Ya quita ese mal genio. — reclamaba la pelo azul.

El chico quedó apenado, no pensó que lo hacia notar.

— Lo siento, solo que me es extraño. No comprendo exactamente lo que planeabas hacer, es muy tarde para estar aquí. — se expresaba algo cansado

— Enserio eres muy cuadrado. — se expresaba algo molesta — ¿no ves el bellísimo lugar?

— Mira el cielo, está contaminado por toda esa luz. No veo las estrellas, ni siquiera la luna.

— Está bien, para la siguiente te llevaré a un campo abierto, talvez un pequeño rancho. Eres muy negativo, ¿dónde quedó esa positividad?

Al joven no le gustaban estos reproches.

— Maduré Lápis, ¿es tan difícil de entender? — soltó indignado

— Ja, ¿ahora se le llama así el ser cuadrado? Relájate, trata de disfrutar.

El chico guardo silencio y solo se echó.

La azul también lo hizo, se acercó a él y lo tomó de la mano, consiguiendo nuevamente tener la atención del rizado.

— No sé cómo traerte de vuelta — se expresaba con la mirada hacia el cielo — te extraño. — concluyó con un tono afligido.

El chico volteó a verla, se veía decaída, ya la reconocía, esa antigua Lapis, más insegura y vulnerable.

— Era inevitable Lapis, pasó mucho, tú también cambiaste. — se lo escuchaba más comprensivo

— Lo sé, pero lo hice según tu esperabas lo hiciera, tú me insististe que sea más social, segura, no veo porque deba parecerte molesto. — decía con un tono pensativo

— No me molesta, es solo que parece que a tí si te molesta mi cambio.

— Diste un retroceso, supongo que tendré que acostumbrarme.

El chico entendía que la azul quería relajarse junto a él. La levantó, y la llevó cerca del árbol.

— ¿Qué haces? — preguntó sorprendida

— Subamos, ¿o acaso olvidaste como hacerlo? — pidió risueño

La chica soltó una sonrisa, se sacó los tacones y trepo el árbol junto al chico, llegaron a la cima y se sentaron en una rama.

— Ja no lo olvídaste — comentaba alegre el muchacho.

El parque se veía a totalidad, a ambos les fascinaba la vista y de repente todo fue mejor, un apagón, uno gigantesco, todo en tinieblas, solo el cielo, un estrellado cielo y una redonda luna al medio brillando con todo su esplendor.

Amores Compartidos (Quédate Conmigo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora