Capítulo 13

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     —¡Vamos de picnic esta tarde!

     Mi repentina exclamación pilló desprevenida a Rosa, quien no pudo evitar sobresaltarse un tanto. Sus ojos se quedaron mirándome unos segundos, tratando de analizar lo que acababa de decir y, tras esto, una sonrisa de oreja a oreja se formó en su rostro.

     —Si vamos a ir de picnic, tendremos que avisar a más gente, ¿no?

     —Tenía pensado avisar a Lys y a Castiel —hice una pequeña pausa, pero enseguida añadí lo siguiente—, pero la prioridad era preguntártelo a ti primero, por supuesto.
     —Lysandro no creo que se niegue a venir, pero... ¿Castiel? —Rosa arqueó una ceja dubitativa para después sonreír de forma pícara—, aunque ahora que lo pienso, puede que sí logres convencerlo.

     Mis mejillas se colorearon al intuir lo que Rosa estaba pensando y no dudé en darle un golpecito, soltándole en voz baja un "pervertida" que ella no dudó en responder.

     —¿Pervertida yo? Creo que esa palabra te pega más a ti. No soy yo la que está manteniendo una relación de "esas" —antes de que pudiese replicar nada, añadió lo siguiente—. Y parecía tonta cuando la compramos.

     La risa no pudo evitar escaparse de su boca tras decir aquello. No dudé en darle otro golpecito, esta vez en la cabeza, a la vez que su risa se me contagiaba.

     —Ahora hablando en serio. ¿A qué viene lo de ir de picnic tan de repente? —Rosa volvió a dirigirme la mirada, curiosa—. Normalmente soy yo la que te tiene que arrastrar para sacarte de casa los fines de semana.

     —Ehm... B-bueno, nada en especial —Rosa volvió a sonreír ante mi respuesta. No me atrevía a decirle la verdad a Rosa.

     —Corazón, eres mi mejor amiga y te quiero mucho, pero no sé cuántas veces tendré que decirte que mientes fatal.

     Nada más decir aquello, el timbre del instituto se hizo sonar, indicándonos el fin del receso y haciendo que pudiese escabullirme de aquella situación. Salvada por la campana, quién lo diría.

     —¡Pues nada, Rosa! ¡Nos vemos a las cinco en el parque! —mientras exclamaba aquello, comencé a alejarme rápidamente para ir en busca de los ya mencionados—. ¡Que no se te olvide llevar comida, de lo demás ya me encargo yo!

     ...

     Lysandro no fue muy difícil de encontrar ni de convencer. Me lo encontré nada más adentrarme en el edificio, frente a su taquilla. Al parecer, aquella "quedada" era lo último que se esperaba, pues cuando le comenté la idea, por un momento se le dibujó un deje de desilusión al saber que no estaríamos solos, pero aun así, eso no impidió que aceptara la oferta.

     El plan había sido un éxito y había conseguido librarme en cierto sentido de tener que quedar a solas con el peliblanco, pero aún no podía cantar victoria. Aún me quedaba convencer a cierto pelirrojo y sabía que, si no aceptaba, el plan se volvería contra mí, puesto que si quedaba solo con Lys y Rosa, estaba segura de que esta última acabaría por quitarse de en medio para intentar dejarnos algo de "privacidad".

     Estaba segura de que si me quedaba a solas con él, me quedaría con la mente en blanco y los nervios se apoderarían de mí. El hecho de que me hubiese gustado durante cierto tiempo no me dejaba indiferente, y eso sumado a que había quedado muy pocas veces a solas con él fuera del instituto, agravaba un tanto más las cosas. Era por ello que esperaba que, por una vez, las cosas salieran como esperaba.

     Mientras pensaba en todo aquello, me dirigí decidida hacia las escaleras, asegurándome de que ningún profesor me descubriese, para finalmente llegar hasta la azotea del instituto. Estaba segura de que si no estaba allí, significaba que siquiera se había dignado a venir a clase.

[CDM] Jugando con fuego (¿Castiel o Lysandro?) - PAUSADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora