Capítulo 22

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     Tras aquel largo y cálido abrazo, ambos nos sentimos mucho mejor. Era reconfortante saber que las cosas podían arreglarse de una manera tan sencilla, sin tener que llegar a melodramas innecesarios, pero suponía que aquello se debía a que era por ser él. Por ser el comprensivo Lys que yo conocía y no cualquier otra persona.

     Con este pensamiento en mente, esperaba y cruzaba los dedos por que Castiel fuese igual de indulgente que su amigo cuando se lo contase todo, pero algo me decía que con él las cosas no serían tan fáciles.

     A Lys lo conocía desde hacía un tiempo considerable y habíamos sido amigos desde entonces, pero a Castiel... Era cierto que lo "conocía", pero más que nada de vista. A penas medié palabra alguna con él antes de lo sucedido entre nosotros, más que nada porque me seguía costando socializar con personas que no fuesen de mi entorno natural, además de que las pocas veces que habíamos mantenido algún tipo de conversación, no las había sabido llevar, ya que no lo conocía ni sabía cómo actuar con él. Sin embargo, las cosas habían cambiado, y aunque costase de creer, en apenas el mes y medio que llevábamos "conociéndonos" había conseguido que nuestra relación estuviese prácticamente al mismo nivel que con Lysandro, e incluso podría llegar a intuir cómo reaccionaría el pelirrojo según lo que le dijese y cómo se lo dijese. Debía de admitir que aquello me resultaba fascinante y al mismo tiempo aterrador.

     Nunca habría podido imaginar que pudiese establecer tal confianza en alguien en tan poco tiempo. ¿Qué pasaría si realmente el Castiel que yo conocía no era verdaderamente real y era tan solo una simple máscara que el chico me estaba mostrando? Me asustaba y se me encogía el corazón solo de pensarlo. Pensar en que todas nuestras bromas, nuestras sonrisas, nuestros mensaje, nuestros caricias y besos pudiesen llegar a no ser reales... me provocaba un agudo y agonizante dolor en lo más profundo de mi ser.

     —Creo que ya es hora de que me marche —musitó el peliblanco a duras penas, sacándome de mis más remotos pensamientos a la vez que separaba nuestros cuerpos con suma delicadeza—. Me quedaría gustoso un poco más, pero intuyo que querrás algo de espacio, ¿no? —mientras decía aquellas últimas palabras, el chico me dirigió una pequeña y débil sonrisa.

     Después de haberme comido la cabeza de aquella manera con el tema de Castiel, lo último que necesitaba en aquel momento era estar sola, pero tras ver aquella sonrisa dibujada en sus labios, tuve la corazonada de que aquello lo había dicho más por su propio bien y necesidad que por la mía misma, así que no tuve más remedio que asentir lentamente y devolverle la sonrisa de la mejor manera que pude.

     —Entonces..., ¿nos vemos en clase?

     —Por supuesto —su sonrisa se ensanchó nada más pronunciar las siguientes palabras—. Espero que Rosa me permita sentarme a tu lado más a menudo.

     Una risilla se me escapó al escucharlo y le contesté un "ya hablaré con ella" para después despedirme definitivamente de él dándole un pequeño beso en la mejilla.

* * *

     Tras despedirme del peliblanco y ver cómo este desaparecía por la puerta de la entrada de mi casa, me quedé un par de minutos anonadada, mirando con fijeza los resquicios de aquel trozo de madera. A pesar de parecer estar concentrada pensando en algo, en realidad podía asegurar que tenía la mente completamente en blanco, pero en cuanto me di cuenta de ello, mi cabeza quiso reaccionar y situarme de algún modo, comenzando a funcionar de manera brusca y veloz.

     Estaba sola, en mi casa, sin nada que hacer. Literalmente había terminado los deberes y ya había estado estudiando aquella mañana unas cuantas horas, por lo que era lo último que me apetecía hacer. Mis padres no volverían hasta la madrugada seguramente, pues siempre que desaparecían de aquella forma, era porque querían despejarse del trabajo y disfrutar lo máximo posible de su tiempo libre. Fue entonces cuando mis pensamientos volaron una vez más hacia lo ocurrido con Lys y a la posible reacción que podría llegar a tener Castiel cuando descubriese lo sucedido. Sentía que me iba a explotar la cabeza, y aún más al pasárseme por esta la posibilidad de que sintiese algo más por uno de los dos... o incluso por los dos al mismo tiempo. Esto último ya me había ocurrido anteriormente hacía ya algunos años, pero ellos no sentían nada por mí. Esta vez, la situación era completamente diferente a la actual.

[CDM] Jugando con fuego (¿Castiel o Lysandro?) - PAUSADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora