Capítulo 15

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     Mientras Lysandro trataba de calmar a Demonio, el cual estaba eufórico al verlo y daba, literalmente, saltos de alegría, yo mantuve la mirada en Castiel, quien fue borrando la sonrisa de su rostro conforme avanzaba, al ver que no apartaba la vista de él, para finalmente arquear una ceja y detenerse frente a nosotros.

     —Ey, ¿estás bien? —preguntó mientras movía una de sus manos frente a mis ojos, como intentando hacer que reaccionase—. Ni que hubieses visto un fantasma —acabó por añadir.

     Fue entonces cuando mi cabeza volvió a funcionar. Nada más verlo, mi mente había recordado cada una de las situaciones que había experimentado con el pelirrojo aquellos últimos días y el pánico se había apoderado de mis sentidos por unos segundos. Sin embargo, en aquel instante, una bombillita iluminó mis pensamientos y me recordó que aquella relación que estaba manteniendo con el pelirrojo no me ataba en ningún sentido y era meramente física.

     Un suspiro de alivio estuvo a punto de escapárseme de entre los labios. Castiel no era mi pareja, era solo un amigo con quien compartía sábanas de vez en cuando. Nada más. No tenía por qué darle explicaciones, no tenía por qué preocuparme por estar coqueteando con Lys, ni tendría que contarle después lo sucedido en la discoteca con él (si es que hubiese ocurrido algo fuera de lo normal).

     Mi mente todavía no era capaz de asimilar aquella información, no estaba totalmente acostumbrada, y mi reacción había sido tan exagerada que incluso podría afirmar que se me había cortado la respiración por un instante. Lo peor de todo era que estaba casi segura de que Lysandro podría haber notado mi extraña reacción, sin embargo, había tenido la suerte de que estuviese distraído con Demonio, quien por mucho que tratase de tranquilizar, seguía revoloteando a su alrededor.

     Al ver que mi gesto volvía a la normalidad, observé cómo la mirada de Castiel se calmaba. A penas me había dado cuenta de que había apoyado momentáneamente la mano sobre uno de mis hombros, intentando hacerme reaccionar, y con un gesto de preocupación absoluta, cosa que acabó por desvanecerse casi por completo al ver cómo me tranquilizaba y, sobre todo, al notar que Lysandro consiguió apaciguar la hiperactividad de Demonio y que este acabase yéndose a corretear una vez más por el parque.

     —Un día de estos acabará consiguiendo que me caiga al suelo —comentó el peliblanco en tono risueño. Dirigió la mirada hacia nosotros y, en ese momento, terminó percatándose de algo—. Castiel, ¿y tu chaqueta? —y ahí sentí cómo el pánico volvía a apoderarse de mí, tensándome en el sitio.

     El pelirrojo me miró de reojo y sonrió el muy cabrón, divertido ante la situación. Mientras tanto, en mi cabeza, lo maldije a él, a su puñetera chaqueta y a su maldita sonrisa. Esa estúpida sonrisa que últimamente conseguía derribar cada una de mis defensas y provocaba que quisiese abalanzarme encima de él.

     —Se me ha olvidado en casa —respondió sin más, encogiéndose de hombros y restándole importancia a la cosa. Tras aquello, se dirigió hacia mí—. No mencionaste que fuese a venir más gente. ¿A quiénes más has avisado?

     —Amm... pues —solté una pequeña risilla, desviando la mirada y haciéndome un poco la tonta, pero al final contesté—, a parte de a vosotros dos, a Rosa, que es la que falta por llegar nada más —confesé—. Quería invitar a más gente, pero no se me vino nadie más a la cabeza.

     —Mejor entonces —contestó rápidamente—. Cuanto menos bulto, más claridad. No tengo ganas de soportar a más idiotas. Ya suficiente tengo con soportarlos en el instituto —mientras decía esto, sus ojos acabaron percatándose de la cesta que mantenía resguardada en mi regazo—. Oh, pero si has traído comida y todo. Menudo detallazo el tuyo —dijo mientras acercaba una de sus manos, acechando la comida, sin embargo, mi respuesta fue más rápida y acabé golpeando su mano, impidiendo su propósito—. ¡Ay! ¡Oye!

[CDM] Jugando con fuego (¿Castiel o Lysandro?) - PAUSADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora