Sus labios acariciaron los míos con dulzura unos segundos más, los suficientes como para sentir cómo se me empezaba a encoger el corazón al pensar en los sentimientos que albergaba en secreto el pelirrojo. O al menos, eso creía.
A lo mejor me estaba equivocando y aquello no significaba nada, pero el que su actitud se hubiese enternecido de aquella manera, me alertaba de que sus sentimientos iban más allá de algo meramente físico, y aunque en lo más profundo de mi ser me encantaba el cómo Castiel me estaba tratando, me era imposible no escuchar la pequeña vocecilla de mi consciencia diciéndome que, aquello, no estaba bien. A decir verdad, no es que no sintiese nada por él, de hecho, sentía cómo cada día el pelirrojo me atraía cada vez más, pero a la misma vez... tenía un inmenso rebujo de emociones que aún quería descifrar y, para qué engañarme, no sabía si seguía sintiendo algo por Lysandro.
Era por todo eso por lo que prefería seguir con aquella situación y, por una vez, solo por una vez, poder sentir en mis propias carnes lo que era poder desmelenarme y hacer con mi cuerpo lo que realmente se me antojase hacer. Después de todo, no tenía por qué hacer nada si el pelirrojo no tomaba la iniciativa de querer hablar sobre sus propios sentimientos o sobre la relación que manteníamos, ¿no?
Y con aquel pensamiento en mente, nuestros labios terminaron separándose. Mis ojos volvieron a abrirse para observar detenidamente el rostro del pelirrojo, quien me observaba con cariño mientras se deleitaba volviendo a acariciarme la mejilla. Antes de que pudiese hacer cualquier comentario o hacer cualquier otra cosa, me adelanté y me separé levemente de él.
—Creo... creo que debería irme ya —nada más decir aquello, vislumbré cómo el rostro del pelirrojo se desanimaba un poco, aunque estaba claro que intentaba que no se le notase demasiado—. Si mis padres se enteran de que les mentí, me va a caer una gorda otra vez —al escuchar aquello, el chico sonrió burlón.
—¿Qué excusa les has pegado esta vez?
—Pues... que iba a dormir en casa de Rosalya —le contesté, sonriéndole también—, y para asegurarme, también le envié un mensaje a ella para que nos cubriese por si, por algún casual, a mis padres se les ocurría llamarla para lo que sea.
En ese momento, el pelirrojo se mantuvo mirándome unos segundos en silencio, asimilando la información que acababa de darle.
—Espera... ¿"Nos cubriese"? ¿Rosa sabe lo nuestro?
Mi sonrisa se desvaneció por completo y sentí como un nudo se me formaba en el estómago, a la vez que mi cuerpo se paralizaba en el acto. Se me había olvidado por completo que aquello se suponía que era un secreto. "Mierda".
—Vale, ahora sí que no entiendo nada —el chico se echó para atrás, apoyando una vez más la espalda contra el respaldar de la silla y sin apartar la mirada de mí—. ¿No fuiste tú la que dijiste que no querías que nadie se enterase?
—B-bueno, sí, es cierto, pero... —me incorporé en la silla yo también—. ¡Es Rosa! No puedo ocultarle nada a ella. Además, si no se lo decía a alguien, podría haber explotado, te lo aseguro. ¡Y sabes perfectamente que mentir no se me da bien!
—...—el chico se rascó la melena, un tanto molesto, pero al final volvió a desviar la mirada hacia mí—. A ver, me da igual, es cosa tuya, pero si después se entera alguien más por boca de Rosa, a mí no me mires después, que yo no he tenido nada que ver.
—¿A qué te refieres? Rosa no contaría nada. Es ridículo —el chico alzó una ceja, observándome incrédulo.
—¿A Leigh, tal vez? ¿En serio piensas que no se lo contaría a su novio?
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[CDM] Jugando con fuego (¿Castiel o Lysandro?) - PAUSADO
Fanfiction¿Cómo reaccionarías si por la mañana, tras haber pasado una noche de fiesta con tus amigas, te encontrases durmiendo en una casa que no conoces, abrazada a un tío y, lo peor de todo, ambos completamente desnudos? Pero sobre todo, ¿qué harías si ese...