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Y así estuvieron alrededor de unos 10 minutos hasta que el castaño se prendió al fin al ver que no tenía caso seguir gritando, luego de unos momentos el de ojos morados logró divisar la casa de su abuela, por lo que suspiro aliviado “por fin" pensó casi literalmente corriendo hasta que llegó al porche de la casa bajando allí a k.o desatando sus manos y piernas - te odio- dijo el de ojos cafés con unas cuantas lágrimas en sus ojos, que miraban al contrario con el ceño fruncido -si si yo también te amo- respondió mientras acariciaba la cabeza del de bandita roja y tocaba a la puerta, la cual no tardó mucho en ser abierta por una señora de cabellos color blanco que los abrazo fuertemente -mis niños! Hace tanto tiempo que no los veía- dijo separándose del abrazo y besando a los dos en la mejilla a lo que el castaño río creandole algunas cosquillas, mientras tko sólo se limitó a sonreír -adelante pasen, están en su casa- afirmó haciéndose a un lado mientras dejaba pasar a los dos chicos, que al momento de entrar fueron recibidos por otro de los abrazos de su madre -ok fueron demasiado abrazos por un día- dijo el de ojos morados separándose un poco del agarré de su madre -hay no seas amargado, soy tu madre y te aguantas- afirmó Carol abrazandolo mas fuerte casi hasta el punto de sacarle el aire, los tres rieron ante tal acción a excepción al de ojos morados quien se limitó a acomodar las arrugas que se habían creado en su suéter -mis niños, deben estar cansados por la viaje, vengan les mostrare su habitación- dijo su abuela guiándolos por un conocido pasillo, hasta llegar hasta una habitación que se encontraba en el fondo, abrió la puerta dejándolos pasar -acomoden sus cosas y bajen a almorzar mis amores- ordenó la señora serrano la puerta dejando a los hermanos solos, tko tiré su mochila descuidadamente en la única cama que había en la habitación, mientras k.o la dejo al lado de esta, claro no sin antes sacar otro pantalón, ya que el que tenía estaba cubierto de tierra y roto, lo que dejaba ver los tapones que tenían sus rodillas, y agradecía que su madre y abuela no se hayan percatado de esto, luego de encontrar lo que estaba buscando se fue a un pequeño baño que tenía la habitación y cerró la puerta detrás de él, el de ojos morados simplemente se encontraba en silencio, hasta que dejó caer su cuerpo en la cama, fijando su vista en el techo de madera, sus pensamientos eran nulos, recordaba muchas cosas, cosas felices sin duda...pero también habían situaciones que le habían causado una emoción que no le gustaba admitir, celos, a pesar de querer convencerse a sí mismo que era ridículo tenía que admitirlo, tenía celos de ese chico, cuando eran niños k.o siempre le abrazaba o estaba con él, eso era algo que...le causaba rabia, por alguna razón, cada vez que pensaba en eso un sentimiento pesado se hacía presente en su pecho “esto es demasiado tonto” pensó antes de sacar su celular de su mochila y ponerse los auriculares para callar todos esos pensamientos, pero antes de que la música empezaría escucho el celular del castaño vibrar dentro de su mochila por lo que lo sacó y era un mensaje de un número desconocido.

-hola k.o soy Alex, nosotros ya tenemos que irnos así que qué les parece si vienen a las 5:00 seguramente a esa hora ya estamos libres, Mándale saludos a tu hermanito de mi parte-

Simplemente dejo el celular nuevamente en su lugar y se dio vuelta para ver en su teléfono que eran las 3:32, y lo apago nuevamente sintiendo como el castaño salía del baño -Alex dijo que quería vernos a las 5:00- comentó el de ojos morados sin mirada aún a k.o -bien- respondió cortante antes de salir de la habitación sin siquiera voltear a ver al mayor, que no quería levantarse de la cama, pero terminó por hacerlo unos minutos después que su hermanito.

La merienda estuvo llena de risas y anécdotas de parte de k.o su madre y abuela, pero el de ordes morados se quedó callado, simplemente limitándose a escuchar, nunca fue de reuniones familiares, y ahora tampoco era la excepción. Cuando terminaron aquella pequeña reunión eran las 4:30, y los chicos fueron a dejar las cosas usadas en el lavadero de la cocina, por más que t.k.o intentace establecer una conversacion o siquiera dirigirle la palabra k.o lo ignoraba por completo, hasta que estuvieron solos en la recámara - no me digas que sigues enojado por lo de esta mañana- dijo el de ojos morados sentándose en la cama -como esperas que no esté enojado si me amarraste y me trataste como una bolsa de papas- exclamó el castaño con el ceño fruncido -oh vamos, no fue para tanto no exageres- dijo el de tez pálida haciendo enojar más al de ojos cafés -¡¿yo exagerado?! Mira quién habla! Además, aunque fuera así, ni siquiera me has ofrecido una disculpa- exclamó el chico casi a los gritos -¡está bien! Lo siento vale?!- dijo haciendo gestos con las manos -¡ni siquiera lo dices enserio!- grito el de ojos cafés, cruzando los brazos, hubo un silencio algo largo, el moreno ya se estaba cansando, él también podía ser muy orgulloso cuando se lo proponía, pero este silencio se cortó cuando sintió como el de ojos morados lo atraía hacia él, sentandolo en sus rodillas mientras levantaba su mentón -escucha, los siento mucho, se que puedo ser muy impulsivo y no me doy cuanta cuando hago cosas que pueden lastimarte...lo siento mucho, perdóname mi amor- dijo acercando sus labios, k.o empezó a relajarse, pero antes de rozar sus labios, puso unos de sus dedos cortando aquel espacio, para solamente besar la mejillas de este -te perdono, pero este sera tu castigo- dijo como un susurro antes de separarse del chico con una sonrisa -es mejor que nos vayamos, ya casi son las 5:00- comentó el chico sonriendo, al igual que el contrario, los dos se despidieron de su madre eh abuela y bajaron al pequeño poblado, claro está vez con más cuidado, ya que aceptemoslo, es más difícil bajar que subir.

Lo siento por irme durante tanto tiempo, prometo que actualizaré más seguido :'3

La Marca (K.o X T.k.o)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora