Capítulo 12. Cristal de Aadhya

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Después de haber pasado quizás el peor momento de la noche, seguí hablando y comentando la situación con mis amigos, ahora entre risas. Todos reconocieron que Axel no parecía el mismo muchacho que se marchó hace algo más de tres años y veían con malos ojos que se hubiese declarado de la forma en que lo había hecho, siendo un día tan especial para mí.

En un momento dado, noté unas manos cálidas posarse sobre mis ojos con suavidad. Todos se callaron entonces e incluso preguntando de quién se trataba, nadie dijo nada. Alcé mis manos para tocar las de la persona que había detrás de mí y me encontré con una piel suave, cálida y con unas manos de gran tamaño.

– ¿Hans? –inquirí, aunque estaba casi segura de que no era él.

– Error –dijo una voz susurrándome al oído que sin duda venía de la persona que me tapaba la visión.

El escalofrío que me provocó aquel susurro me hizo saber de inmediato de quien se trataba y, aunque quise reprimirlo, en mis labios se dibujó una inevitable sonrisa.

– Jensen –adiviné.

Él quitó sus manos de mis ojos delicadamente y dio un paso adelante quedándose a mi lado, facilitando que pudiésemos vernos cara a cara. En aquel momento, me di cuenta de las ganas que tenía de verle y de que, quizás, gran parte de la noche había estado esperándole.

Estaba realmente guapo y la forma en la que me miraba causaba una placentera debilidad en mis piernas y en mi estómago. ¿Cómo podía alguien ser tan atractivo y provocar aquellas sensaciones por todo mi cuerpo?

– Feliz cumpleaños, Lena –dijo él con su perfecta sonrisa –. Estás preciosa.

Abrió sus brazos y yo le abracé.

– Gracias –le dije en un susurro –¿Todo bien por Astair?

– Genial. Luego te cuento –me avisó antes de separarnos de aquel abrazo que quise que no acabara–. Me he perdido la parte más bonita de la fiesta,¿no? –comentó ahora dirigiéndose a los demás.

– Sí... Lena estaba preciosa bajando esas escaleras con todo iluminado solo por las velas –le explicó Ingrid, soñadora.

– Ha sido un momento especial –siguió Elsa mirando hacia arriba–. Viendo esto, a una le entran ganas de cumplirlos ya– siguió.

Seguimos hablando bastante rato entre risas y la verdad es que estaba realmente a gusto y pasándomelo muy bien junto a los invitados.

– No te voy a pedir que bailes conmigo. Creo que por hoy has tenido suficiente –comenzó a decirme Jensen casi al oído–. Pero sí te pediré que me acompañes al jardín, si te apetece.

– Claro –le contesté.

Dejamos a los demás hablando y me fui siguiendo a Jensen hasta el exterior, lugar en el que Adele y Lis también habían puesto de su parte. Estaba iluminado por velas y algunas telas forraban las jardineras, dándole un aspecto elegante que agradaba a los sentidos.

– Menuda fiesta te han montado –comentó Jensen una vez nos sentamos en uno de los bancos.

– La verdad es que han sabido preparar una fiesta acorde conmigo –acepté.

– Se nota que ya tienes dieciocho –siguió.

– ¿Por qué? –le pregunté confundida.

– Te ha salido ya alguna arruguita y te he visto varias canas –confesó bromeando entre risas.

Yo reí también, bajando la mirada.

– ¿Qué ha pasado con Axel? –preguntó de sopetón más serio –Os vi bailar y luego cómo las luces tintineaban. Se te veía incómoda.

Aadhya: El resurgir de los Seid © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora