Capítulo 43. Caos

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La debilidad y el dolor eran lo único que podía llegar a sentir. Llevaba más de dos días sin comer ni beber absolutamente nada y las horribles sesiones con Lars habían conseguido dejarme literalmente destrozada tanto física como mentalmente. Me sentía desgarrada por dentro. Además, el haber contactado con Jensen aún siendo una noticia magnífica me había dejado completamente sin energía. Cualquier pequeño movimiento, incluso el simple parpadeo, se convertían en difíciles y dolorosas odiseas para mí.

Sentía que, si a la mañana siguiente Lars volvía a intentar algo conmigo, no podría resistir. Además, Lillian se encontraba en el edificio pero no tenía ni idea de cómo haría para ayudarla a salir si ni siquiera sabía cómo lo haría yo.

Los vómitos de sangre se habían convertido en un continuo y mi cuerpo estaba exhausto, casi sin vida. Verdaderamente sentía que no había nada que hacer y las esperanzas parecían desaparecer a cada segundo.

Me encontraba tumbada a medias sobre el colchón, pues la última vez que pude moverme no logré llegar del todo hasta el mismo, pero en ese momento era lo que menos me importaba. Por alguna razón, mis poderes no me estaban ayudando a recuperarme tan rápido como de costumbre y aquello solo me desesperaba. Si había sido capaz de contactar realmente con Jensen y lograban encontrarnos antes de que se hiciese de día, debía –al menos– ser capaz de caminar, pero en ese momento a penas podía respirar sin que mi vida fuese en ello.

El intenso pinchado y dolor que de pronto se instauró en mi cabeza me hizo sentir algo de alivio, y es que eso significaba que Lillian estaba contactando conmigo. Mi cuerpo fue relajándose poco a poco y a medida que sentía su presencia con más fuerza el dolor fue desapareciendo paulatinamente.

–Están cerca, Lena. Lograste contactar con Jensen y está aquí –me informó.

Lillian se encontraba, como la última vez, apoyada en la pared, pero esta vez sabía que estaba a pocos metros de mí, en alguna celda de aquel mismo sótano.

–Debemos intentar salir de la celda cuando ellos lleguen –prosiguió.

–Voy a sacarte de ese lugar sea como sea, Lillian. Te prometo que antes de que amanezca volveremos a estar con nuestras familias, sanas y salvas.

La dulce cara de la niña me sonrió agradecida e ilusionada, gesto que no había visto hasta entonces y que me recordó enormemente a la característica y preciosa sonrisa de Jensen. Cómo le echaba de menos.

El simple hecho de pensar en él y en la posibilidad de poder volver a verle, pareció provocar una luz de energía por todo mi cuerpo y me sentí capaz de todo. Sentí entonces que la conexión con Lillian se iba desvaneciendo pero ambas nos despedimos esperanzadas, sintiendo que, después de días para mí y años para ella, había posibilidades de volver a estar con nuestras familias.

Cuando recuperé la consciencia, de alguna forma, yo también sentía que Jensen estaba cerca y solo deseaba poder volver a estar entre sus brazos, aunque eso me costara la vida.

Pocos minutos después, comencé a escuchar como el caos se instauraba entre los rebeldes y vi a varios correr de un lado a otro.

–¡Nos atacan! –gritaba uno.

–¡Todos arriba! –exclamó otro.

Arrastré mi cuerpo por el suelo, rompiendo el vestido que se encontraba sucio y desgarrado rasgando la piel de mis piernas, pero me importó más bien poco. Una especie de euforia vibraba dentro de mí y el dolor que hacía a penas unos minutos me impedía prácticamente respirar parecía haber desaparecido en gran medida, permitiéndome al menos moverme.

Aadhya: El resurgir de los Seid © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora