Se hizo bastante tarde, así que decidimos irnos para casa. Una vez fuera del Valhalla, quedamos en que nos veríamos de nuevo en una semana a la misma hora, insistiendo la mayoría en que Jensen y Axel volvieran. Definitivamente debía acostumbrarme a su presencia.Todos nos despedimos, pues cada uno llevaba su caballo, excepto Jensen, que se quedó esperándome. El último en irse fue Axel.
– ¿Te apetece que comamos juntos mañana, Lena? –propuso este bajo mi sorpresa y la de Jensen.
– Vaya... eh... Mañana debo comer en casa con unos invitados de Hans, así que... –le expliqué.
– Entiendo. En otra ocasión, entonces. Adiós Lena. Un placer conocerte, Jensen.
Y tras decir eso, recibiendo mi saludo con la mano y el asentimiento de cabeza de Jensen, algo seco, se fue, dejándonos de nuevo a solas.
– Obviamente no has hecho caso al sanador y has venido andando, ¿cierto? –comentó Jensen tras unos segundos de silencio en los cuales vimos marchar a Axel.
– Sí que le he hecho caso. Solo dijo que anduviese poco y mi casa está cerca –me justifiqué.
Él hizo rodar sus ojos, acompañándolo con un suspiro.
– Pareces una niña pequeña que no obedece –dijo para meterse conmigo.
– Y tú pareces mi supervisor o algo por el estilo –proseguí.
– ¿Quieres que te acompañe a casa o te vas a escandalizar también? –inquirió entre molesto y divertido, refiriéndose a mi comentario cuando se sentó con nosotros.
– No quería reaccionar así, Jensen. Solo me sorprendió después de verte con Karianne. No quise hacerte sentir mal –me disculpé.
– Tranquila, fue gracioso –concluyó con una sonrisa– Ese Axel... ¿salís juntos? –preguntó cuando empezamos a andar poco después, provocando una leve carcajada en mí.
– No, no salimos juntos, Jensen –dije–. Somos buenos amigos, nada más – le aclaré.
– Ah, vale. Lo decía por el intento de cita que he presenciado hace unos minutos –siguió insistiendo.
– No era intento de nada. Somos amigos, hace años que no nos veíamos y supongo que habrá muchas cosas que quiera contarme –seguí explicándole algo molesta por tener que justificarme –Además, si fuéramos algo más, ¿qué más te da?
– A mí nada –dijo con una extraña sonrisa de satisfacción.
A medida que fuimos andando y subiendo por el camino del monte, me fui encontrando más cansada de lo normal. Jamás me había pasado algo así. Paré cuando comencé a sentirme mareada.
– ¿Estás cansada? –preguntó Jensen –Lena, estás pálida –afirmó cuando se giró para mirarme, preocupándose–. ¿Te encuentras bien?
– Estoy mareada –dije sentándome en una piedra que había a un lado del camino.
– Cálmate. Coloca la cabeza entre tus manos y respira hondo. Se pasará enseguida –me animó Jensen, que ahora estaba agachado justo delante de mí y me acariciaba la espalda con una mano haciéndome sentir mejor al instante –. ¿Se pasa?
– Sí, gracias.
Intenté levantarme, pero el suelo pareció moverse y Jensen tuvo que sostenerme para que no cayera.
– Eh, eh... –dijo él colocándome de nuevo sobre la piedra –No tengas prisa, señorita impaciencia. No será que te duele demasiado el tobillo y del dolor te estás mareando, ¿no? Déjame ver tu tobillo.
ESTÁS LEYENDO
Aadhya: El resurgir de los Seid © [TERMINADA]
FantasyEl Reino de Aadhya se remonta al inicio de la nueva civilización, cuando la lucha entre humanos y Seid fue ganada por el bando que apostaba por la convivencia, la paz y la armonía. Ambas especies lograron coexistir durante siglos, pero el poder, la...