Capítulo 39. Ojos negros

374 43 64
                                    

           

–¿Todo bien? –me preguntó Jensen una vez nuestras respiraciones comenzaron a ser algo más normales.

–Más que bien –dije sin poderlo evitar haciéndole reír entre mi cuello.

Después de disfrutar de un largo y cálido abrazo y cuando ambos tuvimos fuerzas para movernos, él salió de mí para dejarse caer a mi lado y cogerme la mano de inmediato mientras tapaba nuestros desnudos cuerpos con una sábana.

Nos quedamos bastante rato así, tumbados y cogidos de la mano el uno al lado del otro sin decir ni –al menos en mi casa– pensar en nada. Solamente quería disfrutar de las sensaciones que mi cuerpo y mi mente seguían experimentado.

–¿Cómo te sientes? –preguntó de nuevo girándose hacia a mí y acariciando mi brazo con la yema de sus dedos.

–Estoy bien, Jensen. No te preocupes más –sonreí–. Ha sido... perfecto –suspiré.

Pasó su brazo por encima de mí para posar su mano en mi mejilla, acariciándola con suavidad y ternura, haciéndome cerrar los ojos para disfrutar de su contacto.

–Para mí también lo ha sido, amor –confesó–. Te dije que los reencuentros eran lo mejor y me olvidé de las reconciliaciones –bromeó entre susurros haciéndome enrojecer exageradamente, provocándole una risotada que conquistó cada rincón de la habitación– ¿Después de lo sensual y ardiente que has sido vas a sentir vergüenza?

Sus palabras acabaron por ruborizarme por completo y escondí mi cara bajo la almohada, completamente avergonzada mientras escuchaba sus carcajadas y sentía su cuerpo retorcerse a mi lado. Cuando se calmó un poco, sus manos se posaron en mi cintura para comenzar a hacerme cosquillas, siendo yo entonces la que se retorció  de risa sobre la cama.

En cuanto me quité la almohada del rostro para poder respirar mejor, Jensen aprovechó para darme un intenso beso que silenció las risas. Nos quedamos mirando a los ojos, y al menos los suyos estaban dominados por un brillo que los hacía más hermosos e hipnóticos de lo normal.

–Te quiero –dijo.

–Y yo a ti, Jensen. Mucho –contesté.

Pasamos un buen rato hablando entre abrazos y caricias bajo las sábanas hasta que escuchamos cómo sus padres llegaban a la casa. Nos vestimos con premura y comencé a ponerme nerviosa.

–¿Qué te preocupa? –me preguntó

–Que tu familia me vea bajar contigo y piensen en lo que ha podido ocurrir –confesé.

Él se acercó a mí para abrazarme por detrás, dando un sonoro beso en mi mejilla y balanceando nuestros cuerpos.

–Mi familia no va a hacer preguntas y dudo que se planteen o piensen lo que haya podido pasar o no. Además, si fuese así, tampoco tendría nada de malo. Hacer el amor es algo completamente normal y natural entre dos personas que se quieren.

–Ya... –dije pensativa pensando en que tenía razón pero sin poder dejar de sentir la vergüenza que me caracterizaba en aquel tipo de situaciones.

En cuanto llegamos al salón, en el que se encontraba el matrimonio Larson, se me fue la timidez. La enorme sonrisa que se les dibujó a ambos en su rostro al vernos me relajó.

–¡Vaya! Por fin sonreís los dos –comentó Christoffer.

Les sonreí, expresando lo feliz que me hacía que ellos se sintieran bien por nosotros. Jensen rodeó mi cuello con sus brazos y me abrazó con ganas, unas que me agradaron y me hicieron sentir calidez en el corazón.

Aadhya: El resurgir de los Seid © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora