Capítulo 13. Magia negra

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La mañana siguiente a la de la fiesta, no pude más que despertarme con una gran sonrisa en los labios. A pesar del mal rato que me hizo pasar Axel, todos los demás invitados convirtieron la noche de mi cumpleaños en algo mágico, familiar y agradable.

Cuando desperté, Aria y Adele me acompañaron a la sala donde se habían guardado los presentes de los invitados. La mayoría de ellos eran ropa de verano –la cual me venía muy bien– o joyas, pero encontré también algún que otro libro de los que me gustaban. No obstante, el que más llamó mi atención fue un manuscrito que me regaló el señor Larson. Junto al mismo, venía una nota diciéndome que era una versión inédita y que estaba más que seguro de que me encantaría. Un libro así debía de haberle costado una fortuna, así que, aparte de enviar una carta de agradecimiento como haría con todos los demás, la próxima vez que le viese se lo agradecería en persona.

Otro de los regalos que me hizo especialmente ilusión fue una carta que tenía como remitente el Colectivo de Sanadores de Nérida. Tras abrir el sobre con las manos algo temblorosas –y después de leer una bonita felicitación– se me ofreció la oportunidad de comenzar a trabajar con ellos como sanadora en formación. Sin duda, fue el trozo de papel que más ilusión me había hecho en mi vida y Hans y Adele se alegraron por mí en cuanto se lo conté. Empezaría la semana entrante yendo a clases teóricas e iría integrándome poco a poco en los equipos de sanadores.

Después de aquel día y tras un fin de semana absorta en libros de sanación, me encontraba en el sofá del salón junto a Geri, jugando, cuando una fuerte y desagradable sensación se apoderó de mis sentidos y algo me decía que alguna cosa horrible estaba ocurriendo cerca. Me levanté del sofá, dejando el libro encima del mismo, y salí de casa sin pensármelo dos veces con Geri, como siempre, detrás de mí.

Conforme me iba adentrando en el bosque que estaba detrás del monte Djabal, fui notando una presencia fuerte y oscura allí cerca, como la del día en el que me encontré a Geri, pero de una intensidad mucho mayor. De un momento a otro, el cachorro salió corriendo adelantándome, perdiéndole entre la maleza.

–¡Vuelve! –grité preocupada, pues aquella extraña fuerza oscura revolvía todo mi ser y no pude evitar pensar en la imagen de la loba sacrificada.

Segundos después de llamar a Geri y estar un rato quieta sin moverme por si oía algo, escuché una rama romperse detrás de mí. Seguidamente, noté cómo alguien me cogía por la cintura desde atrás con fuerza y me tapaba la boca. Aquella persona me llevó hasta detrás de un tronco grueso que ocultaba nuestros cuerpos y yo, aterrada, no pude más que propinarle un codazo en las costillas en cuanto pude soltar unos de mis brazos del agarre. Oí quejarse a esa persona.

–¡Au!, soy yo –dijo Jensen levemente doblado y agarrándose el costado –¿Qué narices haces aquí sola?

–No vine sola, vine con Geri.

–¿Con un cachorro de lobo? Sí, muy seguro, Lena. ¿Y dónde está? –siguió hablando en voz baja.

–No lo sé. Salió corrien...

Antes de que pudiese acabar la frase, Jensen me volvió a coger y me acercó a su cuerpo, seseando levemente para indicarme que no hiciese ningún ruido. Opté por hacerle caso y puse todos mis sentidos en lo que pudiese oír o percibir.

Escuchaba el corazón de Jensen acelerado y le vi muy tenso mirando hacia el lugar en el que habíamos estado hacía apenas unos segundos. Conseguí mover mi cabeza para poder mirar lo que ocurría y descubrí a un séquito de personas encapuchadas, con la misma túnica que la del hombre del sueño de la tarde del día del baile en casa de Jensen.

Eran unos diez hombres e iban entonando una siniestra canción de la que no entendía nada de lo que decían. Parecía sin duda tratarse de otro idioma y, estaba segura, no era ninguno de los que pudiese tener conocimiento.

Aadhya: El resurgir de los Seid © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora