CAPÍTULO 14

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— Joder, al fin me ayudan a sacar a Lauren de ahí—Normani festejó la idea de Dinah de hacer fiesta.

Yo no quería ir, pero Camila dijo que sería divertido.

Ally estaba llamando a su esposo, diciéndole que tendríamos noche de chicas. Casi me dejaron sorda al escuchar sus gritos por arruinar la llamada de la pequeña chica.

El plan era simple, creo yo.

Iríamos a cenar, esa era la idea de Ally, a todas les gustó. Luego Dinah dijo que de ahí podíamos salir de fiesta a un club nocturno.

Eso sería un escándalo seguro, pero las chicas estuvieron de acuerdo.

Me sentía extraña, pues salí de casa con un pantalón simple, camisa y una chaqueta.

Me sentía tan cómoda y estaba bien.

Camila no dejaba de alardear que tenía a su chica mala, ella estaba vestida igual que yo, solo que sin chaqueta.

Las demás chicas seguían gozando de  sus vestidos.

— Si, Lauren. No te vas arrepentir—consoló Dinah.

Era claro que de esto no me iba a arrepentir, pero si de lo que pasará mañana.

— Yo diría que la amarremos, no se vaya a escapar—alcé el dedo de en medio ante el comentario de mi mejor amiga.

— Hey, locas. Aquí nadie amarrará a nadie—defendió Camila, tomando mi brazo. Se paró de puntitas besando mis labios.

Nos importaba un carajo, un día Camila dijo "A la mierda, Ally ya lo sabe". Y luego me besó. Después de eso, ya nada nos importaba.

Solo éramos nosotras cinco, un grupo de amigas que se conocían entre ellas, que no ocultaban nada.

A pesar de ser diferentes cada una, nos completábamos increíble. Una tenía lo que a la otra le faltaba. Éramos las cinco contra el mundo.

Como Camila y yo contra el mundo.

— Si, exacto. Solo Camila puede amarrar a Lauren a la cama—corrigió, por así decirlo, Dinah. Camila soltó una carcajada, poniendo una cara de pervertida sin causa.

Siempre les seguía la corriente.

— Hey, chicas. Mantengan la calma—Ally era mi compañera para este tipo de salidas, cuando las dos queríamos tener las riendas de la situación. Pues estas chicas, se alocaban mucho.

Ally solo se ganó un par de burlas.

— Hey, calma. Que Lauren no te va a subir el sueldo de todas formas—las chicas se burlaron.

Bueno, al menos lo intentó.

Llegamos al restaurante.

Era un karaoke, listo era advertencia para salir corriendo.

Alguien iba subirse a cantar allá y sería desastroso.

Era un lugar divertido y tranquilo, pues las personas se subían a cantar aun tengan el talento o no. Todos sin ningún problema escucharían lo que sea que su voz traiga.

Comimos hamburguesas. No era ostentoso ni caro. Ni mucho menos de lujo. Pero era muy buena en fin.

No necesitabas gastar lo que sea en una comida, era esta la gran prueba.

A la mierda la clase. No me importó mancharme la boca ni mucho menos las manos.

Ese día quería divertirme, dejarme llevar.

La Vida y sus Injusticias |#CAMREN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora