CAPÍTULO 5

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No entendía lo que me pedía. Después de lo que había pasado, ¿de verdad quería continuar con esto?

— ¿Qué?—le pregunté a mi padre.

— Sabes que todos los años vamos al club, ¿verdad?—preguntó, eso sí lo sabía. Asentí—. Pues, debes ir.

— Nunca voy a esos lugares—me encogí de hombros.

— No te estoy preguntando si vas a esos lugares o si quieres ir, digo que vas a ir.

Respiré y detuve el aire en mis pulmones. Me jodia que hiciera eso, aún estaba enojada por lo de la otra vez.

¿De verdad quería seguir con eso?

— Quiero que vayas y que lleves a Camila contigo—se tomó en serio que exprima esa "amistad"

— No creo que Camila quiera ir—no iría a humillarme de nuevo.

— Entonces convéncela, no lo sé. Pero quiero que vayas con ella, esa chica nos conviene para la empresa. Te hace ver más amigable—y él sabía que no importara que, yo no lo desobedecería.

— Esta bien. Lo haré—contesté sin mucha gracia.

— Invítala a cenar y a sus padres también—entré en pánico.

— Sus padres no están aquí. Ellos...viajaron a Europa—inventé como pude. Al fin alzó la vista del computador y me miró. Me mantuve firme.

— Entonces invítala a ella. Que se quede en un uno de los cuartos de huéspedes y salimos en la mañana del sábado—para colmo, quería que nos quedáramos todo el fin de semana—. Eso es todo. Puedes salir. Y si no es con ella, no vengas.

Bufé, joder aparte la quería a ella a como dé lugar.

— Y Lauren... deja esa actitud de lado. Se una mujer madura y deja de ser una niña—dijo antes de que saliera.

Lo ignoré y salí de la jodida oficina.

***

Y aquí estaba de nuevo.

Camino a esa jodida calle, de lejos vi a las mujeres paradas en la esquina.

Me orillé, bajé el vidrio y busqué a la chica con la mirada.

Estaba hablado con Dinah, estaba tan ocupada que no me miró.

— Hola, guapa. ¿Buscabas algo?—preguntó una chica rubia, metiéndose en mi campo de visión. Su corta blusa, parecía vomitar sus pechos.

— Si, busco a Camila—la miré, esta rodó los ojos. La vi murmurando algo pero no escuché que.

Pronto, la chica se alejó. Ni siquiera llamó a Camila, pero esta miró la escena, y se quedó sorprendida al conocerme.

Sonrió y se acercó al coche.

— Vaya, tenemos a la ejecutiva de nuevo. La chica que le avergonzaba la situación. No imagino como sería si te hubiera gustado—se burló, como siempre.

La ironía era palpable.

— Necesito tu ayuda, de nuevo—le dije, suavizando la mirada.

— Hey, Lauren. Camila se ganó enemigas por tu culpa—llegó Dinah, saludando. Lo último no fue dirigido a mí, sino a la chica rubia que estaba cerca y que compartió miradas mordaces con ella.

— Hey, Dinah—saludé yo también, sin la misma efusividad que ella.

Las tres nos quedamos serias. Dinah nos miró confundida, luego Camila miró a Dinah y esta entendió.

La Vida y sus Injusticias |#CAMREN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora