CAPÍTULO 17

266 24 0
                                    

Llegué a mi casa con un gran coraje.

Pues era mi culpa, no debí prometer nada. No debí dejar que se fuera. No debí dejarla.

No debí haber hecho muchas cosas.

Abrí la puerta. Me encontré con el hombre en la mesa. Cenaba solo, limpiándose la boca con la servilleta.

Como sin nada.

— ¡Tu!—grité, acercándome a paso rápido a él. Alzó la vista, mirándome—. Me arruinaste la vida. ¡Fui tu jodida sombra! Hice todo lo que quisiste y no te importa—le grité más cerca de él. Se levantó también, dejando la mesa de lado—. Solo quiero una puta cosa, ser feliz. ¡Fui feliz, joder! Pero me hiciste hacerle daño a ella. ¡Fue tu culpa! Me arruinaste la vida por tu gusto y me hiciste hacer cosas que nunca quise—golpeé su pecho, solo se movió unos cuantos pasos. No quitaba esa cara de seriedad. De que todo estaba bien.

Mis ojos se oscurecieron.

Ya no lo iba a permitir. Exploté un poco.

— ¡Dime algo joder!—golpeé su mejilla a puño cerrado. Ahora si se tambaleó, me miró con horror, sonreí—. ¿No te gusta? Perdón por faltarte al respeto, me importa un carajo. Arruinaste mi sueño, mi vida, la chica que amé y a mí misma—sollocé de nuevo. El negó. Pasó la mano por su boca, limpiando un hilo de sangre que apenas era notorio.

— ¡¿Quién mierda te creas para venir hacer esto?!—y su furia apenas estaba comenzando—. No te lo voy a permitir—tomó mi brazo, jalándome.

No le di oportunidad, me solté de su agarre, empujándolo.

Con una simple mirada le dije que ya no iba a obedecerlo. Pero él también estaba en guerra.

No iba a perder.

Golpeó mi mejilla, lo hizo con una fuerza que caí al suelo. Se agachó con la intención de seguir golpeándome.

Pero llegó alguien y lo separó, reconocí su estúpida chaqueta de cuero. Lo alejó de mí. Él se soltó de su agarre, pero no volvió a acercarse a mí.

Pero con ver sus ojos llenos de fuera, era suficiente.

— ¿Quieres seguir golpeándome? ¡Mátame si quieres! Me importa un carajo. Acaba conmigo ya, no sería mi vida sino tuya—me sentía tan agotada. Tan cansada.

— ¡No fue mi culpa! Te di ideas. Tu elegiste la que quisiste para joderla. Tu lo hiciste—seguía. Me reí irónica.

— Vas a pagarlo todo. Por mí. Por la chica que amo. Por mis hermanos. Por ésta estúpida familia y todo lo que hicimos por ti. No se va quedar así. Lo juro—vio mi oscuridad. La vio de verdad. Negó y se dio la vuelta, se iría de nuevo. Pero le seguiría gritando—. ¡Solo eres un cobarde! ¿Por qué les arruinas la vida a los demás? ¿Quién te la arruinó para que lo hagas con los demás? ¡Porque ya no me quedaré callada, Mike! ¡Lo juro!

Escuché la puerta cerrarse y cubrí mi cara. Las lágrimas ya eran parte de mis todos estos días. Pero sentía tanto guardado aun. Tanto de él. Ya no quería nada de él.

Me levanté de un brinco, Chris me miró. Negué. Casi corrí a mi habitación.

Tú comenzaste el infierno, Mike.

Tiré todos los reconocimientos de mi carrera, relacionados con la empresa también. Escuché el vidrio romperse, tiré todos los premios que me dieron en algunos eventos. Miré mi certificado de estudios, lo tomé y lo lancé a la pared.

El odio me cegaba y solo quería descargarme. Nunca fui buena con eso.

Tiré los muebles, mi cama, mi ropa, mis dibujos que solo hablaban de él y esta vida, rompí y tiré todo lo que tuviera que ver con él y esta estúpida vida. Yo nunca quise esto.

La Vida y sus Injusticias |#CAMREN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora