Un par de jóvenes que llevaban unas mochilas al hombro bajaban de un tren en una estación.
Poco a poco iremos llegando a nuestro destino final, estamos en la Capital Este, escuche durante el viaje que el clima es muy bueno en este pueblo, decía un apuesto jovencito de cabello alborotado de vestimenta sencilla.
Qué bueno, porque el otro pueblo donde estuvimos era un pueblo de clima muy frio, ojala y aquí si logremos reunir lo suficiente para comprar unos pasajes a la Capital Central, respondió la pelinegra mientras caminaba junto a su amigo a la salida de la estación.
¿Es que ya te estas cansando de mi compañía que ya quieres que lleguemos allá?, pregunto Gokú con nostalgia.
No, claro que no, lo que pasa es que creí que tu tal vez querrías llegar pronto allá, ¿no?, dijo Milk.
Si, si quiero llegar a la Capital Central lo antes posible, como te comente alguna vez haya podremos mostrar nuestro talento y hasta nos pagaran si demostramos ser buenos ya que haya se realizan muchos campeonatos de artes marciales, pero también sé que tengo que ser paciente, como te has dado cuenta, lo poco que recolectamos a las justas nos da para comer y para un pasaje cercano y hablando de comer, vamos buscando algún puesto de comida al paso para comprarnos algo, no hemos probado bocado desde que amaneció y no quiero que te vayas a enfermar, decía Gokú en tono preocupado.
Nos vayamos a enfermar, dijo Milk con dulzura.
Si, nos vayamos a enfermar, respondió Gokú.
Minutos después:
Un par de pelinegros estaban fuera de la estación buscando con la mirada algún puesto de comida al paso, al hallarlo, ambos caminaron hacia el lugar.
Gokú saco unas monedas de su bolsillo y compro un par de sopas, luego de ello el par de jovencitos se sentaron al pie de un árbol para beberlas mientras platicaban.
¿Ya no extrañas tu casa?, dijo Gokú mientras tomaba con unos palillos orientales sus fideos.
No, ya no, respondió la pelinegra con una ligera sonrisa mientras llevaba su depósito de sopa a sus labios al tiempo que un recuerdo vino a su mente haciendo que sus ojos empezaran a nublarse por las lágrimas que amenazaban con salir.
-.Recuerdo.-
Una bella jovencita pelinegra se encontraba sentada en el piso de su habitación cubriéndose con las palmas de sus manos sus oídos para no oír una nueva discusión entre sus padres al tiempo que gruesas lágrimas brotaban de sus bellos ojos negros.
Ya me tienes harto, encima que yo te saque de ese inmundo lugar, vienes a reclamarme a mí, mi comportamiento, como si fueras una santa, que yo sepa yo solo busco lo que tú ya no puedes darme, mírate, mírate, decía la voz de un hombre con firmeza.
Maldito cobarde, me echas en cara mi pasado, un pasado del cual estoy muy orgullosa pues fue mi medio de trabajo durante muchos años, además el hecho de ser mesera en un bar no te hace una cualquiera y tú lo sabes, pero como ya no soy la jovencita de 20 a la que conociste ahora me quieres tirar a la basura para cambiarme por otra. Bien dicen que uno se engaña con las personas, que ellas mienten hasta que consiguen lo que quieren, respondía una voz de mujer.
Ya, ya, ya, no te hagas la víctima, que bien que me has engañado muchas veces, ¿acaso crees que no lo sé?, ¿acaso crees que no sé lo que has hecho cuando yo me iba de viaje por trabajo?, si sigo contigo es por Milk, aunque a veces hasta dudo que lleve mi sangre, decía la voz de hombre.
Sin duda eres un miserable, ella es tu hija, tu hija y si yo nunca te traicione, esos solo son cuentos de tus amigotes, yo solo salía con mis amigos porque me sentía sola cuando te ibas a tus largos viajes de trabajo, decía de manera irónica la voz de mujer.
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"Piedras Rodantes"
RomanceEllos decidieron romper las cadenas de la desdicha y el dolor huyendo de sus casas para ir en busca de su sueño y poder sentir que su vida tenía un valor. El destino hará que sus caminos se crucen, desde entonces ambos emprenderán juntos un nuevo c...