Ya habían pasado cinco días desde que los pelinegros se encontraban en la Capital Este, cinco días en los que ellos trataban de reunir el suficiente dinero para poder comprarse el par de pasajes que ellos necesitaban para llegar a la Capital Central, el lugar donde ambos tenían la seguridad que ellos podrían mostrar su talento y este sería apreciado por aquellas personas amantes de las artes marciales que podrían ayudarlos a guiar su carrera.
En esos cinco días los pelinegros no solo se la pasaban trabajando en las calles del pueblo sino además gracias a los gemelos Android quienes se habían mostrado muy amables con ellos, los pelinegros habían llegado a conocer algunos atractivos turísticos, esta convivencia había hecho darse cuenta al par de jovencitos que los gemelos no eran malas personas sino todo lo contrario, forjando así los cuatro jóvenes una amistad a pesar de la incomodidad que a veces sentían Gokú y Milk al ver cuando uno de los gemelos se portaba efusivo con uno de ellos.
Casa del señor Gero:
Un par de pelinegros estaban sentados sobre una pequeña cama contando las monedas que habían recolectado hasta ese día.
Y esta es la última, decía Gokú colocando un último yen sobre la pequeña torre de monedas que había armado la pelinegra.
Creo que si nos alcanza para pagarle al señor Gero lo del alquiler de ayer, dijo Milk.
Si y creo que con un par de días más, ya sacamos para los pasajes claro si hacemos un pequeño ajuste, decía Gokú con una encantadora sonrisa que hacía que la pelinegra se sintiera extraña al mirarla.
¿Qué clase de ajuste?, pregunto Milk con dulzura.
Solo comeremos dos comidas al día no tres, dijo Gokú con nostalgia mirando a la pelinegra.
No importa el sacrificio, lo importante es que logremos reunir el dinero, además yo puedo guardar mi ración de pan para la cena aquí le pedimos unos vasos de agua a Dieciocho y con ello pasamos la noche, respondió Milk con dulzura al tiempo que el joven de cabello alborotado coloco una de sus manos en el rostro de la pelinegra y la acaricio mientras la miraba con ternura.
Eres muy noble, pero yo no voy a permitir que hagas ese tipo de sacrificio, yo también había pensado en ello en todo caso cada uno de nosotros guardaremos la mitad de nuestra ración de desayuno para la noche, decía Gokú mientras posaba su miraba en los labios de la pelinegra al tiempo que esta sentía su corazón latirle a prisa.
Es buena idea, respondió la pelinegra un tanto nerviosa mientras la voz de su madre vino a su mente diciendo:
"Nunca te enamores Milk, nunca lo hagas, disfruta la vida pero no te enamores, no le entregues tu corazón a ningún infeliz, el amor es lo peor que pueda pasarte en la vida hija"
Pero la pelinegra no era la única que sentía la voz de uno de sus padres diciéndole algo que la atormentaba y le hacía sentir temor el joven de cabello alborotado también escucho la voz de uno de sus padres en su cabeza al momento que el miraba los sonrosados labios de su amiga.
"El amor, te hace idiota hijo, te hace tomar decisiones estúpidas como la que hice yo, por ello no te enamores hijo, sino quieres truncar tu futuro como tu madre y yo, no lo hagas, quédate libre y feliz, que atado a alguien, frustrado y amargado"
Que estoy pensando, no comprendo porque me vienen a la cabeza esas advertencias de mi padre, Milk solo es mi amiga, solo eso, pero de ser así, ¿Qué son estos sentimientos extraños que siento cada vez que la miro?, no comprendo, no quiero comprenderlos, lo mejor es dejar de pensar en cosas extrañas, pensaba Gokú desviando su mirada de los labios de la pelinegra al tiempo que dejo de acariciarle el rostro para con sus manos tomar las monedas y guardarlas en una pequeña bolsa de tela.
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"Piedras Rodantes"
RomanceEllos decidieron romper las cadenas de la desdicha y el dolor huyendo de sus casas para ir en busca de su sueño y poder sentir que su vida tenía un valor. El destino hará que sus caminos se crucen, desde entonces ambos emprenderán juntos un nuevo c...