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—¿Maeve?— Arthur parecía extrañado por verme corriendo tras él

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—¿Maeve?— Arthur parecía extrañado por verme corriendo tras él.

—Siento... que hayas tenido que... pasar por eso.— jadeé parando para tomar aire. El corsé apenas me dejaba respirar, correr con él era una auténtica tortura.

—Es solo que ...— se sentó en la escalera y yo me coloqué junto a él.— Joan y yo estábamos realmente enamorados ¿lo sabes verdad?

—Algo he oído...— llevaban años hablando de ello en la corte, sabía hasta el último detalle.

—Nos conocimos en las calles.— yo tomé una postura para poder mirarle cómodamente.— Joan solo era una prostituta más hasta que el rey se encaprichó de ella. — se quedó mirando al cielo estrellado como si ahí estuviera la respuesta.—Tratamos de mantenerlo en secreto, pero era imposible.— tragó saliva porque su voz comenzaba a quebrarse.— Cuando el rey lo descubrió, a mí no me mató para no tener que dar explicaciones, se limitó a echarme lejos de su castillo.

—Joan prefirió el castillo.—murmuré al comprender sus quejas continuas.

—Me dejó para mantener los lujos.— suspiró y yo acaricié su espalda cariñosamente. — Y tú quieres hacer todo lo contrario.

—Llámame loca, pero prefiero dormir bajo un puente, antes que en sábanas de seda junto a Ulric.— solo de pensarlo me daban arcadas.

—En ese caso...— tomó mi mano y sonrió tímidamente.—Sí, quiero.

Detrás de un gran reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora