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—Maeve, los rumores vuelan

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—Maeve, los rumores vuelan...— lo que menos me apetecía al salir de la habitación de la reina era encontrarme con Joan.

—Sí...— casi me dolía que viera mi anillo y sus ojos se llenasen de lágrimas.

—Él...— se aseguró de que no había nadie alrededor y me abrazó con fuerza.— es maravilloso, tienes mucha suerte.

—Gracias.— hablar con Joan me hizo entender que había elegido bien. Quizás podría manejar a Ulric sin sentimientos hacia él, como hacía la reina, pero aquello no me haría feliz.

—¡La función está a punto de empezar!— interrumpió Clarise haciendo que ambas comenzásemos a acelerar el paso hacia el salón principal, donde tendría lugar el acto.—Felicidades, Maeve.— dijo ella con una sonrisa, a lo que yo respondí con otra.

El salón principal era enorme, debía serlo para poder acoger tal cantidad de personas. A los lados del pasillo hacia los tronos había de todo un poco, nobles, clero, algunos plebeyos...

El rey llegó dando tumbos, John tenía que pararle para no dejar que cayese al suelo, el camino hasta su asiento fue un espectáculo lamentable. Por el contrario, la reina caminaba recta como una vela, y tomó asiento elegantemente.

—Buenos días.— un hombre apareció por el pasillo con ropajes divertidos y un laúd en sus manos. No podía ser otro que el famoso juglar.

Detrás de un gran reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora