Bizantinos

28 5 0
                                    

    Al despertar todos empacamos y en una hora ya estábamos partiendo de ese tenebroso lugar. A todo esto yo me encontraba sobre Apolo ya que con mi pierna lastimada no podría caminar y menos luego de la pelea de ayer en la noche.

Andrew, Colin, los guerreros y yo estábamos justo en frente, mostrando el poder que teníamos, aunque fuera mínimo le decía a otras personas que era un peligro acercarse.

Justo al lado de Andrew estaba Einar, un guerrero del clan del bosque, quien nos había ayudado una vez a hablar con el kan.

-Einar, acércate.-Le dije haciendo una seña con mi dedo índice derecho.

Había algo raro en el.

-Dígame señorita.-Dijo acercándose disimuladamente, con la cabeza baja.

-Sabes que no me tienes que llamar así.-aclaré-¿Que haces por aquí?-Pregunte.

-Es una larga historia Andromeda,-tragó grueso.-mejor te la cuento al tomar un descanso.-Balbuceo.

-¿Estás bien?- Cuestione.

-No, nada esta bien.- Dijo mirándome fijamente por primera vez.

Cuando levantó su mirada pude sentir como la sangre se me helaba y un sentimiento de confusión recorría mis entrañas.

-Tienes ojos blancos.- Dije anonadada.- Eso significa que.- Tragué saliva.

-Estuve a punto de morir.-Contestó.

-Es, es que...-Balbuceaba.

-¿Que?-preguntó-¿Que pasa?

-Al parecer, solo personas de la misma sangre pueden tener este gen.-Hablé.- Eso implicaría que-me quede sin aire.

-Somos familia.-Dijo sorprendido mostrando una leve sonrisa.

-¡Paren!-Ordené.-¡Tomaremos un descanso y luego continuaremos nuestro camino!

-¿Que pasa Andromeda?-dijo Andrew acercándose.

-Ah mierda.-dijo Colin al ver los ojos de Einar.

-No lo puedo creer.-expresó Andrew.

-Si, yo tampoco.-dije intentando bajarme del caballo.

-Deja, te ayudo.-dijo Einar bajándome de Apolo. Sosteniéndome un brazo para no caer.

-Andromeda, tenemos poco tiempo. Te contare lo que pasó.-Comenzó hablar Einar.-En cuanto se fueron, el kan Kahesilius se volvió totalmente loco. No sabía que hacer y no se porque pero comenzó hacer pruebas de sangre a todos. Cada vez estaba mas estresado pero no hacía nada para detener la enfermedad.-Contaba mientras su voz temblaba.- Los guerreros comenzaron a enfermar y morir y fue ahí cuando el kan decidió matar a todos los infectados y posibles infectados.-suspiró tomando unos segundos.-Y yo enferme. Mis tropas enfermaron seguida y cayeron. Vi como mi clan se derrumbaba ante mis ojos, familiares y amigos... y quien nosotros habíamos considerado un líder no movió ni un solo dedo para detenerlo.-Explicaba furioso.- En cuanto sentí la enfermedad en mis venas...huí, me fui de ese infierno lo mas rápido que pude y tras los arboles, como un zorro, estuve durante dos días, dos días en los que moría en vida y luego desperté, así.-Dijo sin explicarse lo que le había pasado.- Me imagino que te paso lo mismo.- Comentó y me miró.

-Pues, yo tuve apoyo. Siento tanto que tuvieras que haber pasado por todo eso.-Le dije sincera.

-Y eso no fue todo, no.-continuó.- Por que cuando escapaba del clan, el Miramidones invadió nuestras tierras vestidos con unos trajes especiales y mascaras con oxigeno y todo.-Contaba.- Ellos sabían que estábamos bajo infección y solo me llevaron a mi y unas diez personas más, pero dos de ellos estaban enfermos y murieron en el camino.-Dijo mirando el suelo.- Dime que realmente tienes un plan Andromeda.

AmbroseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora