Argus

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15 días, pasaron 15 días hasta que llegamos a la torre de Argus y una vez ahí, con un frío aterrador acampamos. Ya no sentía los dedos y apenas los podía mover debido al frío que hacía, era de noche ya así que decidimos armar las carpas para descansar y en la mañana intentar entrar.

Una vez las carpas armadas, todos comimos a la luz de la luna y de la fogata que calentó un poco nuestros cuerpos, haciendo más fácil poder mover mis dedos y manos. Luego de eso cada uno se fue a su casa de acampar, Aquiles ya era más grande que las camionetas así que durmió fuera de la carpa, sin frío alguno ya que su gran pelaje le servía de abrigo.

En la mañana siguiente tomé mi capa peluda echa de piel de pantera negra, hice una trenza en mi cabello para recogerlo y salí. Todos los demás salieron de sus casas y vieron que el sol cada día se veía menos. "El invierno está cada vez más acerca" dijo una de las guerreras antes de escuchar pasos en la fría nieve. Todos sacaron sus espadas listos para pelear. Yo di un paso enfrente esperando que alguien saliera de la lejanía pero quien salió fue un Mutante que se quedó a una distancia considerable y habló;

-Acompañenme, el científico e inventor Argus desea hablar con ustedes, tal y como ustedes desean hablar con él.

No sabíamos si debíamos ir, pero daría todo por esta venganza, por mi ahora pueblo y por los que aún están en el Miramidones. Yo lo seguí junto a Colin, Einar, Andrew y Aquiles, todos los demás estaban a mis espaldas, listos para cualquier cosa.

La gran puerta se abrió y dejó ver un mundo de tecnología, inventos, cosas desacomodadas y al inventor, de espaldas frente a una máquina muy grande.

-Señor.-Llamó el mutante al inventor.

Él se levantó de su silla y al voltearce no podía creer lo que veía. "Muchas sorpresas en tan poco tiempo" pensé. El científico loco...el inventor Argus quiero decir. Él tenía los ojos blancos como la nieve. Un hombre entre los 38 o 40 años, de contextua delgada pero fuerte, pelo blanco muy largo, hasta el muslo, aguantado por una liga negra y con una barba larga que llegaba hasta su pecho.

-No lo puedo creer.-musitó al vernos.-Al fin los encuentro...mis hijos.-dijo el científico y fue caminando lentamente a abrazarnos. En eso los guardias cruzaron cuatro espadas frente a nosotros para que él no nos tocara.

Hice una seña para que bajarán las espadas y así lo hicieron. Él intentó acariciar mi mejilla pero me eché para atrás y sin dudarlo se detuvo.

-No puedes ser nuestro padre...el murió cuando éramos muy jóvenes.-hablé seria.

-N-no,no fue así.-negó y note la ansiedad en su voz al intentar explicarnos.-En el incendio yo me desmayé cuando salí a buscar algo con que abrir la puerta de su habitación. El humo entró en mis pulmones y no pude hacer nada, pero llevo desde ese día buscándolos. Buscando a mis hijos.

-¿Cuál es tu nombre?-pregunté.

-¿Qué?-dijo Argus sin entender, todos conocían su nombre.

-Dime tu nombre completo.

-Soy Argus Doskas. Padre de Damaris Doskas y Corban Doskas...ustedes dos, los reconocería aunque fueran ancianos, siempre supe que estaban vivos, los sentía en el corazón.-sus ojos blancos se habían cristalizado.-Inventé todo esto solo para encontrarlos, cada invento, cada monstruo, cada falla, todo ha sido por ustedes, mis niños.-dijo dejando salir dos lagrimas de sus ojos.

-Me llamo Andromeda-hablé luego de unos segundos de silencio, creo que los dos tratábamos de digerir lo que estaba pasando.-, Andromeda Doskas Bullock, él es Einar Doskas Bullock.

-¿Bullock?-Pregunto Argus.

-La familia adoptiva de Einar se apellidaba Bullock.

-Entiendo...entiendo.-susurró.-Aún no me creen, pero ya se como mostrarles. Una prueba de ADN, con solo un cabello podrás ver que no me equivoco.

AmbroseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora