Rehenes

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Dos días después

En estos dos días estuvimos entrenando y equipándonos para la búsqueda de Einar. Logramos que Cedric Donovan nos respondiera una que otra cosa sin necesidad de tortura. También estuvimos hablando sobre como salir del clan por agua una vez la niebla estuviera despejada y afortunadamente nos estarían otorgando un gran navío, uno tan grande que podríamos montar a todas mis personas y también las camionetas y carros que habíamos reparado. Así cuando llegáramos a tierra tendríamos en donde transportarnos.

Habíamos estado tan pendiente de esas cosas que no nos dimos cuenta que la niebla estaba menos espesa cada día, cuando nos dimos cuenta de esto la esperanza se hizo presente en todos lo que ahí se encontraban, pero de igual modo también la preocupación. Esto ya había pasado una vez antes y lo que paso fue que se esparció, todos esperábamos que esta vez no fuera así.

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Hoy es el día. Buscaré a mi hermano.

Hoy todos nos preparamos en secciones igual que la anterior vez que salimos al exterior; solo que esta vez yo iba sola en Apolo y Andrew estaba en la Predator acompañado de mas guerreros. Esto sería algo rápido, un "ir y virar". Al llegar al "lugar verde" vimos que habían personas ya esperando y otras que bajaban de la montaña. Vi que Einar estaba amarrado con una soga de las manos y casi lo arrastraba un caballo que conducía un guerrero al lado del líder, eso me hizo enojar, tensé mi mandíbula automáticamente. Andrew bajó a Cedric Donovan de la Predator y amarrado con una soga en las manos lo llevó hasta donde mi.

Yo en Apolo caminé hasta la mitad del terreno al igual que el líder Neferet y una vez en el medio hicimos el intercambio de rehén.

Todo estaba bien pero justo cuando nos bajamos de nuestros caballos y nos dimos la mano cerrando el trato, el cielo comenzó a tronar, se escuchaba como una nube chocaba con la otra fuertemente, la tierra tembló de una manera tan fuerte y espantosa que un escalofrío hizo recorrer mi piel. Todos estaban inmóviles, yo estaba inmóvil.

-Andro, estos días he podido ver la niebla ella...-hablaba Einar con prisa.

-Desaparece.-dije terminando la oración de Einar. Todos nos quedamos mirando ese tan afortunado momento. El cielo relampagueaba, como si hubiera una batalla de ángeles y demonios en las nubes. Poco a poco el ruido cesó y como él, la niebla se iba marchando y al fin pudimos ver el sol. Llevábamos tanto tiempo a obscuras que eso hizo que nos dolieran los ojos y tuviéramos que bajar la vista.

-Debemos irnos.-dijo Andrew halándome por el brazo.

-Si,-susurré aún anonadada.-solo, déjame desamarrar a Einar.-hablé dejando de ver el cielo y desatando a Einar.

Luego de eso solo nos montamos en los autos y nos dirigimos hasta el centro comercial. Mientras íbamos en la calle vimos como habían personas, viendo todo que había en la calle, todos los muertos en sus vehículos y las personas sobrevivientes respirando ese aroma nauseabundo de la muerte. Unos lloraban, otros sonreían y otros no tenían expresión alguna en sus rostros, como si estuvieran en un limbo con un mar inmenso de sentimientos.

Al llegar al centro comercial notamos las puertas cerradas. Nadie había salido del centro.

-Abran las puertas por favor.-dije por el wokie y enseguida las puertas se abrieron, entramos todos los carros con calma y luego cerraron las compuertas.- ¿Por que no hay nadie afuera?-le pregunte con sutileza a el inventor.

-No se atreven a salir...-mencionó mirandome con tristeza.-tal vez tu los logres convencer de salir. Tienen miedo mi reina.

-Todos están afuera...-pensé.-pero todo esta muy triste, huele a muerte y putrefacción a donde quiera que vayas, hay cuerpos amontonados en pilas y personas que parecen que comen, respiran, existen, pero no tienen vida.-mi corazón se hizo pequeño al pensar en todo lo que estás personas están pasando, toda la desesperación, la tristeza...-Mi pueblo y yo nos marcharemos seguida nos den el navío, pero siempre estaremos con ustedes y si en algún momento necesitan algo, cualquier cosa, ahí estaré.

AmbroseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora