Las desventuras de Shōto, cuando encuentran tu lado B.

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[ R-18]

Todoroki es un joven de 22 años, con templanza en su vida y quizá un par de sonrisas escurridizas.

Hace unas semanas comenzó una extraña relación con un ex compañero de Uraraka, una de sus mejores amigas de infancia. Y es que por más que Todoroki se haya resistido con todo su ser a caer ante los encantos del rubio, bastó un poco de tiempo juntos para sentirse idiotizado.

[ Flashback ]

El cumpleaños de la castaña se celebraba aquel día, entre ajetreos y un par de rabietas habían logrado sacar la fiesta adelante, instantes en los que Shōto odió su nula habilidad social.

El ambiente caldeando a tenso para si cuando llegaron los primeros invitados, rogándole al cielo que llegase alguien que conociera, pero nada parecía ser a su favor y es que sólo los ex compañeros de la chica aparecían y atiborraban la reunión mientras se sentía caer y hundir en su pozo de miseria. Perdió la cuenta de cuántas veces se acercó a comer un par de dulces para poder distraerse, queriendo llorar cuando no veía nada productivo para su noche.

¿Y si se iba?

Nadie notaría su ausencia.

Ese pensamiento le seducía e invitaba a correr, pero cuando estaba listo a abandonar el lugar para ir a su casa vió llegar un torrente de gente, todos bulliciosos y ansiosos de un poco de fiesta, saludándole y entregándole algo de alcohol para que fuera puesto en la mesa y es que automáticamente había quedado como parte de los anfitriones. Intentó evadir su responsabilidad, casi como un cobarde, cuando un vaso de vodka llegó a su mano, y con ello la soltura que quizá necesitaba.

Logró integrarse a un grupo que parecía moderadamente controlado, tenían gustos similares a los suyos y podía contarles de anime y de videojuegos con soltura, acotando su desprecio a cierto juego de moda cuando un grito le llamó la atención.

— Oye no, maldita mierda. De ese juego no hablas así.

¿Quién se creía?

Shōto atinó a fulminarle, mirarle con tal odio que le sorprendía lo mal que podía caerle una persona con tan solo hablar. Intentó volver a la conversación con calma pero aquella ira que había nacido ante la interrupción de cierto idiota que además no estaba en el grupo le había molestado.

| Horas después |

Con el alcohol haciendo estragos en su sistema y los deseos de devolver hasta la última papilla, se arrastró a sentarse, rogándole al mundo que apareciera la cura a su maldita embriaguez, necesitando el poder respirar sin querer vomitar hasta la médula, cuando le oyó.

— Oi, imbécil. ¿Te sientes bien?

— ¿Tú que crees? Estoy ebrio hasta decir basta.

— ¿Te llevo al baño?

— ¿Eh?... No, aún puedo caminar.

Se puso de pie con dificultad, demostrando claramente que no era capaz de caminar en línea recta, razón suficiente para que aquel rubio tedioso le acompañase hasta la puerta del baño, cubículo donde ingresó y no tardó en dejar hasta las tripas, necesitaba calmarse. Se miró al espejo, se veía de la mierda, ademas de que tenía a cierta persona acompañándole y quizá había escuchado como se había tenido que sobreponer a base de agua del lavamanos y un poco de aire.

Abandonó la fiesta cuando ya se sintió más relajado, pero no dudaba en que llegaría a su casa arrastrándose y quizá Fuyumi o Enji estarían esperándole, no era común que Shōto se fuera de fiesta hasta las 7 de la mañana.

Spicy  Frappuccino  [TodoBaku/BakuTodo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora