Yo también me odio.

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[ Canción sugerida a la lectura: You- Amy Lee ]

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Tener un novio con bajo autoestima no es algo fácil de sobrellevar, Katsuki lo tiene claro.

Lleva un par de meses saliendo con Shōto y en su cabeza, aún no es capaz de entender cómo suplir las falencias que tiene el bicolor consigo mismo, sufriendo en más de una ocasión por no poder detener aquellos procesos que llevan al mayor de ambos a caer nuevamente en aquel pozo de tristeza y desesperación. La culpa les azota a ambos ya que muchas veces los episodios en los que el albino se ve disminuido es por culpa del pésimo temperamento del cenizo, aquel instante donde se ve en aquellos ojos cromáticos cómo afecta cada sílaba del explosivo.

— ¡Te odio maldito!

Jugueteando, como siempre entre la ira y ese buen humor que le acompañaba mientras jugaban, aunque claro, Shōto no lo entendía así.

— Oh... Yo también me odio, Katsuki.

Mierda.

Otra vez lo había arruinado.

Ahí estaban aquellos ojos cristalinos que desgarraban desde su garganta hasta el estómago, con una quemazón que no lograba calmar mientras sus manos apretaban con fuerza su ropa, en un vago intento de menguar aquella ansiedad naciente que llegaba a causa de la desesperación en los ojos de su novio y el dolor propio de haberlo arruinado otra vez.

— Shōto, venga sabes que no me refería a eso... Joder.

Sus brazos, abiertos para atrapar aquella silueta que pronto comenzaría a compungirse entre su regazo, temblando ligeramente mientras se deshacía en cristalinos ríos silenciosos, dándole en toda la mandíbula un derechazo entre el odio propio y lo tensa de la situación, necesitaba arreglar eso. Tomó un par de bocanadas de aire, pensando en las palabras adecuadas para poder tranquilizar al chico, iniciando con suaves caricias con la punta de la nariz desde el mentón hasta el inicio del pómulo derecho, hundiéndose en aquel trozo aterciopelado que se encontraba húmedo.

— Shou... Sabes que soy un idiota...

Su voz más ronca de lo usual, a causa de aquel nudo que no se iba, que se apretaba más al sentirle sollozar con fuerza.

Odiaba, odiaba profundamente el pasado que Endeavor le había entregado a aquel chico.

Odiaba que por culpa de una vida de mierda su chico fuera un maldito saco de mocos cada vez que era "él".

Le miró con temor, encontrándose con aquel desolador panorama usual, donde el chico tenía un puchero marcado en su rostro, mirándole con la culpabilidad palpitando aún si nada de aquello tenía que ver consigo, era malditamente puro. Una sonrisa breve, fingida como en muchas ocasiones, intentaba darle a entender que la culpa recaía en su explosivo carácter y no en el dócil ser del bicolor, aquel que después de un par de inspiraciones podía mantener la mirada mientras el menor intentaba regularizar la situación.

— Cariño, ¿Te sientes mejor?

Una línea recta reemplazaba los cerezos de su pareja, demostrándole que la tristeza seguía presente y no tenía intenciones de abandonarle, al menos no de forma inmediata. Suspiró, le descomponía el no poder contentar a su chico, le dolía en el alma el no poder mantener aquella sonrisa que prometió proteger con su vida.

Imbécil.

— Shōto, mírame.

El chico accedió a su petición de forma inmediata, haciendo un esfuerzo quizá sobrehumano para poder mantener la vista sobre aquella pantera que le devoraría apenas tuviese la oportunidad.

— Yo no soy como tu viejo. Yo no te odio, no podría despreciarte jamás como él lo hizo contigo.

Mantuvo su tono apacible, quería llegar un poco a la fibra sensible de su pareja y demostrarle que aquella situación en la que solían envolverse, era una piedra en el camino más. Si diestra ascendió hasta su rostro, acariciando uniformemente cada trozo libre a su disposición, sonriendo al ver que el aura cada vez más clara del chico, denostando una calma incipiente al tenerle consigo.

— Bakugō... ¿Cómo me aguantas? ¿Cómo soportas cada vez que deseo caer?

Aquellas preguntas cayeron sobre el rubio como un chaleco antibalas, era un peso que se añadía a gusto pero pesaba más de lo que cualquiera creería. Sumando que la voz de su novio al pronunciarlas, ese tono quedo y con matices quebrados que le inspiraban a abrazarle y no soltarle nunca más, Shōto era como un pequeño niño.

— Mira idiota, recuerdo perfectamente que cuando te conocí estabas con un ojo morado por culpa de tu viejo, tenías menos apetito que un recién nacido y no eras capaz de articular una frase respecto al tema sin quebrarte. Me mostraste un panorama oscuro de ti, cada defecto salió a relucir y yo en vez de huir, me fui enamorando de ti y lo que me enseñabas en instantes en lo que estabas bien.—¿Cómo dejaría al idiota que tanto amo?—Grábatelo a fuego Shōto, yo te amo con mil y un defectos, aún si te pones a pensar en lo peor cuando solo es una nimiedad, porque sé que ese corazón tuyo es puro y es capaz de hacerme sentir feliz.

El palpitar en su pecho era tanto que no podría respirar a gusto, pero también necesitaba dejarle claro al chico todo lo que pensaba cada vez que se rompía su coraza, aquella que le habían hecho a medida y a base de dolor y golpes. Tomó sus manos, uniéndolas mientras su rostro volvía a acercarse al chico, besando sus pómulos y nariz en silencio, dejando que esos sentimientos en flor que se cultivaban con cariño y amor, llenaran de vida al pequeño albino que dejaba el matiz grafito para tomar tonos púrpuras y pastel, con una sonrisa pequeña deslumbrándole mientras esas gemas bicolor le calmaban.

Ay Shōto, no sé qué haría sin ti.

— ¿Puedo confiar en que esa sonrisa es de verdad y no solo para tranquilizarme?

— Sabes que si, mis ojos solo brillan y mi corazón está en total calma cuando estás aquí.

— Idiota, te amo.

— Y yo a ti, Kats.

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Vivir en una relación así era una montaña rusa constante, donde el más explosivo tenía que aprender a controlarse para poder sanar al chico que había topado su vida, entregándole un poco de sentido a aquel vacío que solía llamarse vida, daba igual si tenía que volver a partirle la boca y tirarle seis dientes otra vez a Endeavor, él sería feliz con su pequeño capullo a pesar de todo.

Spicy  Frappuccino  [TodoBaku/BakuTodo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora