CAPITULO 17

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Pasaron una semana realmente mala, prácticamente no se habían dicho nada; Lauren ponía de su parte en acercarse a Camila, pero la castaña hacia todo lo posible porque eso no sucediera. Aún así, Camila tenía muy bien vigilada a Lauren con el alcohol y, hasta ahora, no había vuelto a tomar.

Nuevo día, Camila despertó y, como ya era costumbre, se sintió realmente mal cuando miró al otro lado de la cama y Lauren no estaba ahí. Además, como si fuera poco, era sábado, eso significaba tener que verla durante todo el día. Se levantó, se acomodó el pelo y, desganada, salió del cuarto. En cuanto salió se encontró con la fija mirada de Lauren, quien últimamente se levantaba muy temprano.

- Buenos días -Le dijo la pelinegra-

- Hola –Dijo simplemente la castaña, caminando hasta la cocina-

- -Se levantó rápido- ¿Quieres que te prepare el desayuno? –Entrando también en la cocina-

- Mm no, mejor me voy a duchar –Salió de la cocina, intentando esquivar a Lauren, caminando hasta el baño-

- Camila, ¿estoy loca o estás intentando evitarme?

- -Camila se detuvo- Estás loca

- Sé que necesitas tiempo, pero no hace falta que huyas de mi.

- -Se volteó, mirándola- No huyo de ti, simplemente quiero ducharme

- Estaré loca, pero no soy *******

- Lauren, no huyo de ti –Repitió-

- Vale, lo que tu digas –Dicho esto regresó al sofá-

- -Suspiró, mirándola- Dame tiempo por favor

- Ha pasado una semana Camila, una pu*ta semana en la que no he dormido porque cuando me despierto no te tengo al lado, una semana en la que he intentado acercarme a ti y tú me has ignorado ¿Cuánto tiempo más necesitas?

- No lo sé, pero tampoco me presiones, ¿vale? No tienes derecho a hacerlo

- Lo sé, no tengo derecho a presionarte, pero tampoco puedo estar aguantando hasta un día indeterminado para saber si me vas a mandar a la mier*da -Camila guardó silencio- Porque si me vas a mandar a la mier*da, hazlo ya

- Tú sola has sacado la conclusión de que te voy a mandar a la mier*da, yo no te he dicho nada -Esta vez fue Lauren la que se calló- Lern, yo ya te dije que

- Sí, lo sé –Sin dejarla acabar, sabiendo lo que iba a decir-, pero me lo dijiste hace una semana y yo necesito respuestas ya

- ¡Que no me presiones! –Repitió, esta vez gritando-

- ¡Es que tampoco tengo por qué esperarte!

- Me pusiste los cuernos, me mentiste ¡es lo mínimo que puedes hacer!

- ¡Pero no puedo!

- Mira, si de verdad te importo espérame y si no coge cinco botellas de whisky, emborráchate y tírate a una piscina –Dándose la vuelta, rabiosa, dispuesta a entrar al baño-

- Perfecto...-Y dicho esto, irónicamente, se metió en la cocina, dándole un golpe a le mesa-

Camila escuchó el golpe, pero no le dio importancia y, por fin, se metió en el baño. Veinte minutos más tarde Camila volvió a salir del baño y Lauren estaba, otra vez, viendo la tele. Pasó por delante de ella con una diminuta toalla y, la pelinegra, la siguió con la mirada hasta que se metió en el cuarto. Pocos minutos después Camila volvió a salir, ya vestida y, mientras se acomodaba el cabello, se dirigió a la cocina; apenas cuando había empezado a prepararse el desayuno le sonó el móvil.

Un Amor Inevitable 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora