CAPITULO 50

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Camila despertó tirada en media de la carretera, alrededor de miles de cristales y otros materiales del coche. Estaba dolorida por todos lados, tenía varias heridas en la cara. Se puso en pie, mirando a su alrededor, intentando recordar qué había pasado. Escuchó algunos gritos, fue ahí cuando se acordó de todo y salió corriendo, en busca de Lauren. Corrió algunos metros, acercándose a lo que quedaba del coche y, ahí, escuchaba los gritos de Lauren.

- ¿¡Lauren!?

- ¡Aquí! –Gritaba, entre sollozos, desde dentro del coche- ¡Tengo algo clavado Mila, no puedo moverme, me duele joder! –Se quejaba-

Camila, muy nerviosamente y sacando fuerzas de algún lado, apartó algunos materiales del coche y se encontró a Lauren tirada en el suelo, con muchísima sangre y un no muy largo palo de hierro clavado en el pecho.

- ¡¡****!! –Gritaba con rabia en señal de dolor-

Arrodillándose a su lado, casi paralizada con esa imagen- Cariño, tranquila –Nerviosa, con los ojos húmedos-

- ¡Me duele, joder! –Agarrando el palo- ¡Sácame esto de aquí! ¬

- ¡No! -Le agarró las manos, alejándolas del palo- No te lo puedes sacar, te está taponando la herida, si te lo sacas te puedes desangrar

- ¡Me importa una mierda, me duele!

- Voy a buscar ayuda, ¿vale? No te quites eso Lauren, por favor, te puedes desangrar –Lauren no respondió, simplemente continuaba gimiendo de dolor- Vuelvo lo más rápido posible –Dicho esto se levantó y corrió por la autopista-

Camila corrió y corrió varios minutos por la autopista, desgraciadamente era de noche y no pasaban coches. Cuando estaba a punto de volver, milagrosamente, pasó un coche. Lo paró, le explicó lo ocurrido y, rápidamente, llamaron a la ambulancia. La ambulancia fue hasta donde estaba ella y, en menos de diez minutos, se dirigieron al lugar del accidente. Camila los condujo hasta Lauren y, cuando llegaron, la pelinegra se había quitado ese palo y estaba desmayada.

- ¡Joder, se lo quitó! –Intentando acercarse a Lauren-

- Señorita, déjenos trabajar –Pidió el enfermero, siendo él quien se acercó a Lauren, tomándole el pulso- ¡Rápido, ha perdido mucha sangre! –Dijo a uno de sus compañeros- Ponle una vía, el oxígeno y nos la llevamos al hospital –Taponando la profunda herida de Lauren- Esto tiene mala pinta –Dijo-

- ¿Qué? ¿Está mal? –Viendo cómo le hacían cosas a Lauren, nerviosa, llorando-

- Vete a la ambulancia para que mi compañero te revise, esos golpes necesitan puntos.

- ¡No quiero que me revise nadie! ¿Cómo está?

- Mal, está muy mal, -Poniendo a Lauren, ya con vía y oxígeno, en la camilla, sin dejar de taponarle la camilla- vámonos

- Yo voy con ella –Viendo como metían a Lauren en la ambulancia-

- No puedes venir con ella, súbete en la otra ambulancia y así te revisan. -Le dijo otro de los enfermeros-

- No, no, yo quiero ir con ella

- Mira, ahí dentro no vas a poder hacer nadaSúbete en la otra ambulancia, van al mismo hospital –Intentaba convencerla-

- ¡Que no joder! ¡Yo voy con ella! –Gritó-

Suspiró- Está bien, ve con ella. ¡Hay que mirar también como está el conductor del camión! –Dijo a su compañero-

Así fue, Camila se metió en la ambulancia, y, en cuanto entró, agarró la mano de Lauren, llorando. De un momento a otro las máquinas a las que estaba conectada Lauren comenzaron a pitar:

Un Amor Inevitable 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora