CAPITULO 44

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Después de que, por fin, Lauren y Camila, acabaran su hamburguesa, salieron de de allí, sin saber a dónde ir.

- ¿Y ahora? ¿A dónde vamos? –Preguntó Lauren-

- Pues -Miró su reloj- Ya son las ocho, mañana Paula tiene cole y yo tengo que ir a trabajar es mejor que nos vayamos ya –Dijo Camila-

Asintió con la cabeza- Sí, yo ya estoy cansada -Dijo la niña-

- Está bien, vámonos ya –Aceptó Lauren-

Camila y Lauren llevaron a Paula a su casa y, después, regresaron al apartamento. Entraron y, en cuanto lo hicieron, escucharon fuertes gemidos procedentes del cuarto de Ally.

- ¿Y eso? –Se sorprendió Camila, riéndose-

- Creo que Troy y Ally están. Consumando su amor –Riéndose-

- Ay no, que fuerte... –Riéndose, tapándose los oídos- Escuchar a una amiga haciendo esas cosas es muy desagradable

Lauren no se tapó los oídos, todo lo contrario, intentaba escuchar mejor.

- Lauren, vámonos –Dijo Camila, volviendo a caminar hacia la puerta-

- ¿Qué? No, no, la cosa está interesante Mila, no nos podemos ir –Dijo, sin moverse, escuchando los gemidos-

- ¡Lauren! –Alzó un poco la voz- No seas cochina, están en intimidad, vámonos

Caminando hasta la puerta- Pero es mi casa, tengo derecho a entrar, ¿no?

Se rió- Dejemos que se desahoguen en paz, por un día no pasa nada

- No, pero espérate ¿en qué cama están? –Se asustó- No estarán en nuestra cama, ¿no? –Con cara de asco-

- No, los gritos vienen del cuarto de Ally, pero ya vámonos –Escucharon un grito más fuerte por parte de Ally- Ay no, no, cariño, vámonos ya -Jalando a Lauren- no puedo seguir escuchando estas cosas.

- Y yo pensaba que te hacía gritar pero Ally grita más que tú –Saliendo ya de la casa, riéndose-

Le dio un suave golpe en el hombro- ¡Cállate!

- ¡Es la verdad! –Riéndose-

- Vámonos

- ¿A dónde?

- Pues no sé, a dar una vuelta una horita para darles tiempo a que acaben

- Tal y como estaban parece que esto va para largo –Se rió-

Salieron del edificio y, sin saber a dónde ir, comenzaron a caminar, ya más serias.

- ¿Cómo consiguieron meterse en casa?

- Ally todavía tiene las llaves de casa y, casualmente, la nuestra estaba más cerca que la de Troy. –Se rió- Además sabían que la casa estaría sola, en la de Troy seguro están Mauri y Poncho

- Pues qué bien ellos consumando su amor en nuestra casa y nosotras aquí tiradas en la calle, muertas de frío –Dijo irónicamente, aunque riéndose-

- Ay ya, pareces una viejita, siempre te estás quejando -Dijo, sentándose un banco- Vente –Jaló de ella, consiguiendo que se sentara a su lado-, mejor hablemos

- A ver ¿De qué quieres hablar?

- Pues de Paula, de tu hermana, de lo que pasó antes

Sonrió, volviendo a emocionarse solo con pensarlo- Esa niña es la adoro, te lo juro... Y, gracias, porque si no llega a ser por ti yo no podría haberle explicado nada.

Un Amor Inevitable 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora