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Pasión en el mensaje cuando sonríes.
Parte 1.

– ¿Qué estamos haciendo? –escucho que ella pregunta en un susurro, sé que no se dirige a mi.

Enfoco mis ojos en su rostro, detallandola, es hermosa, demasiado.
Esta toda sonrojada, con los labios rojos e hinchados por los besos anteriores, captura su labio inferior entre sus dientes, está nerviosa, sigue con los ojos cerrados fuertemente.

Suspiro mientras doy un pequeño apretón en su cintura, como si con eso pudiera controlar la malditas ganas de volver a besarla.

Nos quedamos en silencio, por unos cuantos minutos, ella todavía encima de mi regazo, con sus manos ahora en mi pecho manteniendo la distancia, estoy teniendo suerte ya que no me ha dado un bofetón y mandado a comer mierda.

Escucho que suspira y luego respira hondo.

– ¿Que estamos haciendo? –vuelve a preguntar, pero esta vez abre los ojos y me mira directamente esperando una respuesta.

No lo sé.

Arqueo una ceja y le doy una pequeña sonrisa burlona.

– ¿Besarnos?

Rueda los ojos y mira al techo del auto mientras mueve los labios articulando palabras hacia el cielo, supongo.

– No, digo sí, pero, ¿qué es esto que esta pasando entre nosotros?, Hablo de ¿por qué?, Quiero decir, ¿por qué está tención entre nosotros cada vez que estamos cerca? –cuestiona señalandonos a ambos.–...¿O, por qué siquiera estamos vinculados y todo lo que dijo Margaret?

No respondo de inmediato, tomo un mechón de su cabello que se encuentra suelto y empiezo a acariciarlo a estudiarlo, evitando responder.

Porque yo tampoco sé, también estoy confundido.

– Negro, como la noche, como el mío.–digo soltando el mechón de su cabello.–... Precioso.

– ¿Mi cabello?

– Toda tú.–me encogo de hombros.

Suspiro, diablos, necesito un baño frío.

– Salgamos.–repito.–... A comer, al cine, donde quieras, salgamos.–medio ordeno.

– Yo, no se, creo que lo mejor es...–comienza a decir y sé que se va a negar así que deslizo mi mano a lo largo de su espalda mientras voy dando suaves caricias con mis dedos, estoy tan jodidamente conciente de que lleva vestido, me está volviendo loco, la escucho suspirar.–... Esta bien, pero ahora no, mañana tampoco, solo dame una semana, necesito procesar todo, ¿bien?

No respondo, dirijo mi otra mano de nuevo a su nuca atrayendo su rostro al mío, cubriendo su boca con la mía en un movimiento lento, suave. Ella no responde al momento ya que la tomé por sorpresa pero a los segundos me corresponde, nuestras respiraciones empiezan a ser más erráticas, el beso va subiendo de tono y yo solo enredo mi mano en su cabello atrayendola más a mi cuerpo.

Charlotte me sujeta fuertemente la camisa mientras me devora los labios, yo no me quedo atrás e introduzco mi lengua en su cálida cavidad, probándola, saboreandola.
Mis manos escurrudizas pero, sabiendo lo que hacen se dirigen al sur, hacia sus muslos, acariciándolos, acercando más su anatomía a la mía, si eso es posible.

La presión en mi pantalón sabe que si no me detengo ahora, puede que Charlotte no salga de mi auto o más bien, de mi apartamento, más específico mi cama, por un buen tiempo.

Toc.
Toc.

Reuniendo todas las fuerzas posibles, la aparto de mi delicadamente, ambos respiramos como si fuera la cosa más difícil del mundo. Sus labios hinchados y sus mejillas sonrojadas por poco me hacen caer en la tentación otra vez, si no es porque escuchamos como alguien daba golpecitos a la ventana del auto.

Tratamos de estabilizar nuestras respiraciones y cuando los dos giramos nuestros rostros a la ventana, no vemos bien ya que está empañado el vidrio, dirijo mi mano a esté para limpiarlo un poco, agradezco haber puesto los vidrios tintados, quién se que este afuera no, nos va a poder ver, mientras nosotros si.

Luego de limpiar el vidrio enfoco mis ojos en la persona que está afuera y al darme cuenta quién es, aprieto los dientes tensando la mandíbula.

Tiene que ser una maldita broma.

En otra vida, quizás.  [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora