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Si tú me recuerdas, entonces me da igual que el resto me olvide.
Bésame fuerte antes de irte.

El día de ayer después de recibir aquella carta quedé un poco intrigado, decidí aceptar ir, así que en unos cuantos minutos asistiré al lugar de encuentro.

Con respecto a Charlotte, salió de la enfermería hoy al mediodía, para el almuerzo según me notificaron, me la encontré varias veces. En el comedor esquivaba mi mirada, ya no me la sostenía como antes, que a pesar de distanciarnos nuestras miradas no dejaban de coincidir, ella nunca apartaba la mirada y yo tampoco. Amo sus ojos azules, tan expresivos.

Pude notar que tenía un brillo en su mirada que no pude descifrar, tenía tantas ganas de avanzar hacia ella, sostenerla en mis brazos, pegarla a mi cuerpo, hacerle el amor, besarla como si no hubiera un mañana y ayer esas necesidades se intensificaron de una manera increíble, no pude aguantarlo, me cole en la habitación de enfermería, donde la encontré en la cama con su brazo cubriendo su rostro, estaba llorando, en silencio, no podía escuchar sus sollozos, pero si veía el temblor de sus hombros, de sus manos y las respiraciones erráticas que tomaba.

Había apartado su brazo de su rostro al escuchar la puerta cerrarse, más el pestillo ser pasado, cuando nuestras miradas se conectaron, vi sus ojos brillosos y aguados debido a las lágrimas, vi como las lágrimas se deslizaban silenciosamente por su rostro, hasta su mentón para luego caer en las sabanas.

Caminé hacia ella, sentándome en la cama frente a ella, antes de que tuviera la oportunidad de decirme algo o preguntarme que hacía ahí, coloque mis manos en sus mejillas, limpiando con mis pulgares sus lágrimas, para luego tirar de su rostro al mío, para besarla, besarla con todo el amor que está creciendo dentro de mí por ella, con todo lo que estoy sintiendo por ella, la besé lento y suave, dejándole saber cuánto la extrañe a ella, su sabor, su aroma, su cercanía.

Quisiera decir que solo la besé, pero no, el beso cada vez se volvía más rápido, más necesitado, comunicando lo que nuestros cuerpos estaban deseando, en un movimiento rápido la recosté en la cama colocandome encima de ella.

Después de eso nuestras ropas abandonaron nuestros cuerpos, mientras nos besábamos, saboreandonos el uno al otro, acariciandonos hasta en el último rincón de nuestro cuerpo, quedando completamente desnudos.
Dezlisandome dentro de ella, embistiendola lentamente, pero profundo, haciéndole saber cuanto la amo, cuanto mi cuerpo la anhela, que yo era suyo, totalmente suyo, que estaba irremediablemente, tontamente y locamente enamorado de ella.

Solo éramos ella y yo, haciéndonos saber que nos pertenecíamos mutuamente, ella jadeaba, sollozaba, gemía, suspiraba de placer, en ningún momento aparte mis ojos de su rostro, quería memorizar cada una de sus facciones, quería atesorar este momento donde dejamos nuestros orgullos a un lado y aceptamos que nos amamos.

Estoy sintiendo como mi estómago cosquillea debido a la anticipación del orgasmo, siento como Charlotte se también se tensa, para luego deshacerse en mis brazos, gimiendo.
Los dos llegamos juntos al orgasmo y solo cuando mi rostro está hundiendo en su cuello es que siento las lágrimas deslizarse por mi rostro, algo está mal, lo siento en mi pecho y ella también.

– Levi, te amo, te amo –comienza a decir y saco mi rostro de su cuello, fijando mis ojos de nuevo en su hermoso rostro, ella también llora silenciosamente. Esbozo una sonrisa triste.–, te amo te amo, te am...

En otra vida, quizás.  [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora