Quieres lo que quieres, dices lo que dices.
Parte 1.Maldigo la estampa del capitán y maldigo su jodida obsesión con la limpieza.
Sigo cumpliendo con mi estúpido castigo, ahora estoy limpiando el comedor, arrodillada en el piso fregandolo con un trapo.
Desde que comencé a cumplir el castigo, el capitán se ocupa de vigilarme de vez en cuando, como si quisiera pillarme renunciando a la limpieza o escapandome, para así poder castigarme más. Gruño.Todas esas veces tuve que morderme la lengua, es como si solo quisiera provocarme para tener otra excusa con la que torturarme.
Volví a maldecir la obsesión de Levi, barrí, limpie el polvo y las ventanas, fregue los suelos, como ahora, destrozandome las rodillas tras varias horas de frotarlo con un trapo.
Salí del comedor con el cubo de madera lleno de agua sucia y me dispuse a tirarlo, pero vi a el capitán haciendo los ejercicios con los otros cadetes, sonrío maliciosamente.Entró rápidamente al cuartel, busco la ventana que este más cerca de su posición, al encontrar saco mis brazos con el cubo de madera en las manos y lo vacío, solo espero que le haya caído encima, o por lo menos a su lado, luego de vaciarlo meto rápidamente mis brazos, corro a guardar el cubo, luego me dirijo a las duchas, para poder darme un buen y merecido baño.
Al entrar al comedor para almorzar ya todos los escuadrones se encuentran aquí, agradezco mentalmente no estar sola con Levi, por lo de hace un rato.
Cuando visualizo la mesa donde se encuentra mi escuadrón me siento con ellos, sin percatarme de que el capitán se encuentra sentado con nosotros. Todos se quedan en silencio al yo terminar de sentarme y los miro con duda.
– Eh, ¿Que os pasa?, ¿Por qué me veis como si fuera un bicho raro? –cuestiono bruscamente.
Escucho un carraspeo y volteo en esa dirección enmudezco.
Ahí está Levi inspeccionando el suelo, supongo que quiere ver su reflejo, jodido obseso. Y antes de que pueda detenerme o morderme la lengua.
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En otra vida, quizás. [Levi Ackerman]
FanficLa leyenda cuenta que tenemos atado en el dedo meñique un delgado pero muy resistente hilo rojo invisible, que nos conecta y conducirá hacia esa otra persona, con la que haremos historia. Este hilo rojo se puede enredar, contraer y estirar, como seg...