Di lo que estás sintiendo y dilo ahora.
Parte 2.–Buenas noches señor Ackerman.–salude mientras daba un asentamiento en su dirección.
Él dirigió su mirada a mi rostro y creo que esbozo una pequeña sonrisa no puedo ver bien gracias a la poca luz que hay y a la oscuridad de la noche.
–Buenas noches Señorita Hidden.–respondió mientras me recorría con la mirada, realmente no podía ver mi vestido gracias a mi abrigo.–Espero que tengo un vestido debajo de ese abrigo, señorita Hidden.–dijo mientras abría la puerta de copiloto para que pueda subir y me ofrecía su mano, la tome y subí al auto el cerro la puerta y paso al frente del auto hasta que abrió la puerta del piloto y se adentro al auto.
–Pues lamento decepcionarlo señor Ackerman, pero no, no traigo vestido.–miento.
Él solo esboza una sonrisa de lado mientras enciende el auto apoya un brazo en el asiento del copiloto, voltea hacia mi dirección para después ver hacia atrás y dar la vuelta, luego dirige su mirada a mi rostro de nuevo y levanta una ceja.
–Que triste señorita Hidden, realmente quería verla en vestido, veo que no se la da bien el acatar órdenes.–dice mientras me ve con desafío.
Ahora soy ya la que levanta la ceja y me cruzo de brazos.
–Asi que si era una orden, ¿eh?–respondo, mientras le devuelvo la mirada desafiante.–Pues señor Ackerman, sepa que no me gusta que me ordenen y menos alguien que apenas estoy conociendo, yo soy libre de ponerme lo que quiera, incluso si quiero puedo andar desnuda, ni usted ni nadie me dice que hacer.–le digo siguiendo su reto.
Él amplia un poco más su sonrisa, como si estuviese imaginando algo, y sus ojos grises se tornan un poco oscuros con un brillo que no soy capaz de identificar, o no quiero identificar.
–Bueno señorita Hidden, si usted quiere estar desnuda, ¿quien soy yo para negarle tal petición y derecho?–responde con diversión y voltea su rostro hacia la carretera.
Yo solo me sonrojo, maldición este hombre solo me está provocando, tienes que calmarte Char.
Dejo de observarlo, me volteó hacia la ventana y nos quedamos en un silencio que no es incómodo pero tampoco es del todo cómodo.
Luego de unos minutos volteó hacia él y aprovechando que está manejando me dedico a estudiarlo.
Su cabello negro largo de arriba, rapado a los lados y en la nuca, su ceño fruncido en concentración sus ojos con ese brillo frío e indiferente, su nariz perfilada, sus labios que se encuentran apretados en línea, su cuello, sus brazos y pecho cubiertos por una camisa negra de botones, sus piernas y caderas cubiertos con unos pantalones de vestir un poco ajustados moldeando y ajustándose a sus piernas, creo que tiene mejores piernas que una mujer.Escucho un carraspeo y luego el auto deteniéndose dirigí ahora mi atención al frente, veo que hemos parado en un edificio muy...¿caro?, no creo que decirle bonito o lindo sea correcto.
Luego Levi baja del auto, lo rodea llegando a mi puerta y abriendola para mí y ofreciéndome su mano.–Puedo bajar yo sola, gracias.–digo con altanería, ni crea que voy a dejar pasar eso de "te ordené."
Él solo sonríe de lado, me ayuda a bajar para después cerrar la puerta y colocar su mano en mi espalda baja, para luego darme un pequeño empujón para que camine y llevarme hacia la entrada del edificio, luego de entrar nos dirigimos al ascensor, donde solo estamos los dos, después de cerrar las puertas el marca el último piso mientras yo me coloco en la esquina más alejada de él, no señor, ni loca me pegó a el.
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En otra vida, quizás. [Levi Ackerman]
Fiksi PenggemarLa leyenda cuenta que tenemos atado en el dedo meñique un delgado pero muy resistente hilo rojo invisible, que nos conecta y conducirá hacia esa otra persona, con la que haremos historia. Este hilo rojo se puede enredar, contraer y estirar, como seg...