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Sabías que nuestro amor sería trágico.

¿Mi corazón?
Bueno, una parte de el se fue con Levi, ya hace tres años de que murió.

Siempre recuerdo ese día como si fuera ayer, recuerdo que yo había decidido seguirlo, tenia un mal presentimiento, algo que no me dejaba respirar tranquilamente. Le pedí a Mikasa y Armin que me acompañaran, no quería arriesgar a mi bebé.

Sonrió, aún recuerdo cuando Hange me dio la noticia de que llevaba un mes de embarazo.

Como seguía, después de seguir a Levi, cuando logramos alcanzarlo era demasiado tarde, ahí estaba él, de rodillas, con una espada atravesando su espalda, pasando por su pecho, me sentí morir, senti como mi alma abandonaba mi cuerpo al verlo así.
Le rogue, le suplique que se quedará, por muy egoísta que haya sonado no me importaba ni me importa, no es justo que me quitarán al hombre que amo, no es justo que fuera cuando más lo necesitaba, le negaron el conocer a su hija.

Porque si, tuve una hermosa hija, que tiene los ojos de su padre. Tsuji Ackerman. Mi pequeña princesa, mi luz y mi fuerza.

Bueno, como estaba diciendo, Mikasa fue lo más rápido que pudo al cuartel para pedir ayuda, cuando llegaron los demás cadetes ya Levi llevaba varios minutos muerto, conmigo abrazada a su cuerpo, no quería soltarle, Armin se encontraba acariciándome la espalda, consolandome, apoyándome, abrazándome, mientras yo solo trataba de reanimar a Levi.

Todavía duele, demasido, como no tienen una idea, recuerdo que llegó Hange también, ayudando a Armin y Mikasa a separarme del cuerpo de Levi, para que pudieran recogerlo y poder hacer un funeral decente, yo solo gritaba porque me estaba separando de él, quería en ese momento que me matasen para irme con él, que me enterraran con él.

Había sentido un pinchazo en el brazo, haciendo que me sintiera más débil, hasta caer dormida, me habían sedado.

Cuando había despertado me encontraba en enfermería de nuevo, Hange entro con los demás cadetes del escuadrón de Levi, para decirme que ese día iba a ser la sepultura, yo lloré, acordándome de todo lo que había pasado, de lo que Levi me dijo como despedida, había llevado mi mano a mí estómago, acariciándolo, queriendo sentir a nuestro hijo.
Le había preguntado a Hange si mi bebé estaba bien y ella había dicho que si.

Cuando llegamos a la sepultura de Levi, no pude aguantar, cayendo de rodillas al piso, peleando por lo injusto de la situación, peleando porque iba a buscar la forma de hacer pagar a los responsables, y así fue, Hange logro atraparlos luego de un mes de agonía.

No habíamos tenido un buen luto por Erwin, cuando ya estábamos empezando el luto de Levi, dos personas importantes para la legión de reconocimiento, para todos nosotros. Para mí.

Luego de haberlos atrapado, me retiré de la legión, le dije a Hange que iba a dedicarme a criar a mi bebé, ella aceptó, solo con la condición de que me deje ayudar por ella, iba a pelear y rechazar eso, cuando ella me suplico que aceptara, que no me negara a la ayuda, que de vez en cuando es bueno dejarse ayudar. Así que acepte.

Luego de nueve meses de embarazo, di a luz, un 25 de diciembre, el mismo día de cumpleaños de Levi, mi hija nació el mismo día en que lo hizo su papá.

Y aquí estoy, tres años después frente a la tumba de Levi, junto a Tsuji, dejando unas flores y regando la planta de té negro que a él le encantaba, mientras le contaba a mi hija sobre su padre, todas las cosas maravillosas que él podía hacer, lo rápido y ágil que él podía llegar a ser, mientras mi hija esbozaba esa hermosa sonrisa infantil y aplaudiendo, haciéndome sonreír.

Volteó a ver la lápida con el nombre de Levi ahi grabado y siento como las lágrimas se deslizan fácilmente de mis ojos por mi rostro.
Siento a mí bebé subiendo a mí regazo, acurrucandose en mi pecho, consolandome, para luego rodear mi cuello con sus pequeños brazos.

Cuando veo que se está empezando a poner el sol decido que ya es hora de irnos, tomo a mi niña en mis brazos, cargandola.

– Adiós Levi, te amo y siempre te amaré.–me despido y siento a mi hija sacar su cabecita de mi cuello.

– Adiós papi ti amu.

Sonrió al escucharla y con mi princesa en mis brazos comienzo a caminar dirigiendome a mí casa, sintiendo una calidez en mi pecho, envolviendome. Sonrió para luego dejar un beso en la frente de mi pequeña, saliendo del cementerio, despidiendome de nuevo mentalmente de Levi, el hombre más fuerte de la humanidad, el amor de mi vida y padre de mi pequeña hija.

En otra vida, quizás.  [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora