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Boy, I get lost in those eyes.
Parte 2.

Después de escuchar eso, todo fue un borrón, no porque me haya desmayado, sino porque cuando menos me di cuenta estaba sobre su hombro como un jodido costal de papas, gritando maldiciones hacia Nathan, que solo reía y gritaba que no usemos protección porque quiere sobrinitos. Maldito traidor.

Adelantando mi pelea con él, después patalear y gritarle por todas las escaleras, llegamos a su auto donde me coloco en el asiento de copiloto, y yo solo cruce los brazos enfurruñada, escuche una suave y baja risa, pero lo ignore todo el camino, no sé a dónde me llevaba, así que fue un viaje silencioso, con una pequeña Char en pijama de gato, pantuflas de conejo y molesta.

¿Acaso ese es el centro comercial?, ¿pero qué mierda?
« Y tu con esas fachas, muy linda gatita, muy linda».
Derry, te recuerdo que no tenía pensado salir, ¡hasta que me traicionaron y secuestraron!

Luego de conseguir un lugar donde estacionar, él bajó del auto rodeándolo y abriéndome la puerta, ofreciéndome su mano para bajar, no la tomé, así que él volvió a cogerme de la cintura y echarme sobre su hombro. Maldita sea.

Luego de entrar y por un rato caminar y subir escaleras, recibiendo miradas extrañadas, él decidió bajarme cuando la sangre se comenzó a acumular en mi cabeza, enfoque mi vista en el lugar donde estábamos.

¡El jodido cine! ¡Y yo con estas fachas!

– ¿Que quieres ver? –preguntó llamando mi atención, y solo lo fulmine con la mirada y me cruzaba de brazos.

Él alzo ligeramente la comisura de su boca, esbozando una mínima e imperceptible sonrisa divertida, con un brillo juguetón en sus ojos.
Se dio la vuelta y fue a la taquilla a comprar las entradas.

Al dirigir mi atención a él, pude detallarlo mejor, iba con unos vaquero negro rasgados en las rodillas y ajustados a sus piernas, unas botas de combate y una camisa blanca con cuello V, y una chaqueta de cuero negra.

«Babeas».
Cállate.

Pase mi mano bajo mi barbilla para comprobar que no babeo, luego de un rato esperandolo, él regreso con las entradas en la mano y me hizo una señal con la cabeza para que vayamos al puesto de palomitas. Camine hacia él ignorando las miradas extrañadas y divertidas por mi pijama, cuento mentalmente para no gritar que se metan en sus asuntos.

Luego de comprar las palomitas y coca cola, él llevaba la bandeja donde estaban en una mano, y su mano libre la coloca en mi cadera, dirigiéndome a la sala de función.
Al ya estar sentados y cómodos, me doy cuenta que la película es una de terror que desconozco cuál es, espero que no haya elegido eso pensando que iba abrazarme a él. Ruedo los ojos y bostezo, tengo sueño.

La película ya va por la mitad, creo, y no le he prestado la más mínima atención, ya que anoche no dormí nada, gracias a mis pensamientos, con la universidad, los exámenes y trabajo, estoy agotada. Comienzo a cabezear y mi cabeza quedó recostada en su hombro, que tal vez era el sueño pero lo sentí tan cómodo como mi dulce almohada.

Sentí como él se tensaba y luego se relajaba, alzando su brazo por encima de mis hombros, haciendo así que mi cabeza quedara recostada en su pecho. Bostezo, y él no se pierde ese gesto.

Sigo viendo la película sin prestarle atención, hasta que siento como mis párpados se van cerrando hasta quedar sumida en el sueño, pero antes sentí como sus brazos me alzaban y me colocaban en sus  piernas, por el cansancio no proteste, solo quería dormir, y eso hice.

En otra vida, quizás.  [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora