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Estoy perdiendo el control de mi mente.

– Dios, no sé que es lo que tienes que me está volviendo malditamente loco.

Dicho eso vuelve acortar la distancia y cubre mi labios con los suyos, no es lento ni metódico. De inmediato mueve su boca sobre la mía y lame mis labios justo antes de abrirse paso entre ellos.
Me besa de forma húmeda y dura, logrando así que otro pequeño gemido escape de mis labios mientras que su mano va subiendo lentamente por mi costado hasta llegar a mi seno y apretarlo un poco logrando que arquee la espalda y aún con el vestido y el sujetador puestos logra encenderme de una manera increíble.

Su otra mano va hacia mi culo para luego empujar mis caderas hacia las suyas logrando así que mi entrepierna se roce con su muy notable erección, alza sus caderas presionando así su erección con mi entrepierna haciéndolo soltar un gruñido y a mi un jadeo. Enredo mis manos en su cabello mientras mordisqueó un poco sus labios para luego lamerlos, él gime y presiona su agarre en mi cadera empujando de nuevo su erección contra mi entrepierna. El beso parece eterno pero a la vez parece no ser suficiente.

Cuando se aleja de mis labios se sienten hinchados de la misma manera en que se ven los suyos, sus ojos están dilatados.
Quiero besarlo hasta el cansancio.

Nos observamos y presiona una vez más su erección a mi entrepierna y cierro mis ojos gimiendo. Él me hace sentir un deseo enloquecedor, me nubla el juicio.

Él lame mi labio inferior y luego lo muerde tirando de el para luego soltarlo. Lleva su mano a mi cuello y me atrae para besarme. Esta vez me besa muy lento de manera seductora, enredando sus manos en mi cabello y ladeando mi cabeza a su gusto.
Luego separa su boca de la mía, rompiendo así el beso, para luego volver a fijar sus ojos en los míos.

– Tenemos que parar...–comienza a decir con la voz ronca por el deseo y colocando sus manos en mis mejillas acariciandolas.– tengo que parar, no quiero que esto ocurra, no ahorita, no aún, te deseo Charlotte, pero quiero saber más de ti y sobre esos locos sueños.

Reaccione, después que dijo eso me solté del agarre que tenían sus manos en mis mejillas y levantandome de su regazo, ahora soy Char piernas de gelatina, mis piernas temblaban, rayos ni siquiera estoy segura de poder dar un paso y no caerme, justo ahora me siento como Bambi.

– Llévame a mi apartamento.– ¿qué?, ¡No!, la estamos pasando bien.– ahora, por favor.–dije mientras jugueteaba con mis dedos para ocultar el temblor de mis manos.

El solo me miró confundido y ¿dolido?, no, no creo, solo necesito irme a casa con Nathan y comer helado para ver si así se me baja el calentón.

Madre santa, estuve a punto de acostarme con un sujeto que apenas y conozco de verdad, se que es extraño que me altere porque casi tengo sexo con un sujeto casi desconocido, ya que ¿no es eso lo que hacen algunas mujeres?, si, tal vez lo hacen, pero no pienso entregarle mi virginidad a un tipo que apenas estoy empezando a conocer.

Sip, soy virgen, raro ya que tengo 19 años.

Bueno eso no viene al caso, yo solo necesito alejarme de Levi y poder pensar con claridad, porque mientras lo tengo cerca pensar es la última cosa que haré.
Luego de tomar mi pequeño bolso y buscar mi libreta, tome mi abrigo salimos de su apartamento para luego dirigirnos al ascensor, y gracias a todas la divinas deidades que se encontraba gente ahí, porque no vuelvo a quedarme sola en un ascensor con él.
Luego llegamos a recepción donde le dijo a alguien de servicio que le trajeran su camioneta, después de que trajeran su camioneta él abrió la puerta del copiloto para mí y yo solo entre sin decir una palabra y así fue todo el camino hacia mi apartamento, no le dirigí la palabra, ni siquiera lo miré, porque no sabía que decirle, y al mismo tiempo sentía que todo estaba yendo demasiado rápido para lo poco que nos conocemos, y me molesta un poco porque yo no soy así, pero cuando se trata de él es como si mi lado racional y cuerdo decidiera apagarse y me frustra porque nunca antes había pasado con ningún otro hombre con el que haya salido.

¡Ni siquiera los dejaba pasar de besos!, Ah pero llega don pecado y boom abajo toda cordura, moral y racionalidad.

Al llegar al edificio donde se encuentra mi apartamento él se estaciona en la entrada, apaga el auto y voltea a verme, sus ojos brillan con curiosidad, quiere saber porque no he hablado en todo el viaje, o más bien el porque de mi reacción anterior y el querer irme rápido, pero no es algo que le diré, no ahora supongo, ¿como decirle que necesito alejarme de él para poder pensar un poco porque me nubla el juicio?, no, definitivamente no puedo decirle eso.

Me aclaro la garganta.

– Bueno, uhm señor Ackerman...–comienzo a decir para poder salir de este maldito carro porque las ganas de trepar de mi asiento a su regazo están enloqueciendome.– fue muy agradable, uh si agradable cenar con usted hoy, yo espero volver a verlo pronto hasta luego.

Dicho eso me doy la vuelta con la intención de abrir la puerta, pero está tiene el maldito seguro para niños, ¿pero qué...?

Cuando voy a voltear a ver a Levi para indicarle que quite el seguro ahora, al dar la vuelta me encuentro con su rostro muy, pero muy cerca del mío, retrocedo, no es como que pudiera hacerlo mucho, pero si logro colocar una buena distancia.

Él sonríe con autosuficiencia, como si supiera, no, él sabe que su cercanía me afecta, lame sus labios para verme directamente a los ojos.

– Por favor dime Levi, Charlotte, quiero que nos tuteemos, y con respecto a la cena, fue más que agradable, fue estupenda y maravillosa, desearía que se repitiera.–dice con un aire seductor.

Oh vamos, detente antes que salte encima tuyo.
¿Por qué Hades?¿por qué me pones esta clase de tentación?, Cuando lo único que hago es portarme bien.

– Podrías por favor, quitar el seguro.

Él me ve un rato más para luego acomodarse en su asiento y quitar el seguro. Abro la puerta del auto y salgo sin decir adiós, ya me despedí no pienso volver a hacerlo.

– Adiós Charlotte, fue un placer cenar contigo.–escucho a mis espaldas cuando ya estoy llegando a la puerta del edificio.

Me detengo al escucharlo decir eso, más no volteó, me sonrojo y agradezco el estar de espaldas a él para que no note que me he vuelto a sonrojar.
Es obvio que lo dijo con el doble sentido, por lo ocurrido en su apartamento, más no le respondo abro la puerta del edificio y entro, escuchando como su camioneta arranca y se va.

Al subir a mi piso y sacar las llaves para abrir la puerta, al entrar me encuentro con...

¿Elvis?, ¿pero qué mierda?

Oh, solo es Nathan disfrazado de Elvis Presley, no me pregunten por qué ni yo entiendo a esa bestia.

Decido apagar el estereo ya que mi loco amigo está montando un escándalo, al apagar el estereo Elvis voltea a verme y me sonríe de lado.

– ¡Caramelito ya llegaste! –dice mientras se acerca a mí y me da un abrazo mientras estoy cerrando la puerta.– y dime, ¿como te fue?, ¿te trato bien?, ¿disfrutaste la noche?,¿tengo que amenazar con una posible castración?–cuestiona sin soltarme de su abrazo.

Oh Nathan Nathan, si supieras...

– Si, todo bien, fue...–¿que palabra uso para describir lo que pasó?– ¿agradable?... Uhm si, fue agradable bestia, ya sueltame quiero ir a dormir.

Nathan me ve fijamente, sabe que le estoy ocultando algo, más no pregunta, y eso es una de las cosas que me encantan de Nate, no pregunta porque siempre espera a que yo me sienta más cómoda o segura para contárselo, no se que haría sin Nathan.

– ¿Vas a contarme mañana?

– Si, tal vez, no sé bestia, por los momentos solo quiero irme a dormir.

Me suelta y me da un beso en la frente mientras susurra «buenas noches, caramelito.» y yo doy la vuelta y me dirijo a mi habitación para quitarme el vestido y colocarme un pijama y lanzarme en mi cama mientras me enredo en mis sábanas, para caer en un profundo sueño sin dejar de pensar en el sabor de sus labios y lo que estuvo a punto de pasar.

En otra vida, quizás.  [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora