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Creo que te estás acercando demasiado, pero es mi cuerpo el que lo desea.

Una mujer un poco más alta que yo con el cabello rubio, corto, rozando su barbilla, y ojos miel casi llegando a verde, me miraba fijamente, arquea una ceja para luego volver a fijar su vista en Levi.
Llevaba un vestido rojo, que no dejaba nada a la imaginación, mucha carne, poca tela.
Es la misma mujer que estaba en el restaurante con todos esos señores y Levi.

Yo me crucé de brazos, cuadre los hombros y alce la barbilla, no iba a dejarme intimidar, ellas es hermosa, pero yo también.

– Veo, que estás...–comenzó a decir, detallandome de arriba abajo, con desdén.– ocupado, amor.

Escuché como Levi chasqueaba la lengua, pude fijarme en que él no la había dejado entrar, ella seguía parada en el pasillo.

– ¿Qué haces aquí, Petra? –cuestiono Levi bruscamente.

Ella quito los ojos de la camisa de Levi en mi cuerpo y volvió a fijarse en él, sonriendo con picardía, sensualmente.

– Solo vine a que rememorar los viejos tiempos, cielo.–respondió mientras daba un paso hacia Levi y le acariciaba el brazo.

Zorra.

Esta vez fui yo la que chasquee la lengua, para después rodar los ojos,  cambie mi peso de una pierna a otra.

– Petra, ya yo hable conti...

– Como ves, "cielo", Levi está ocupado, estás gastando mucho de nuestro valioso tiempo con esta visita claramente no esperada.–comente, interrumpiendo a Levi, y caminando hasta colocarme a su lado, recargando mi cuerpo en el costado del suyo.

Maldita sea Char, teníamos que mordernos la lengua​.

Ella se cruzó de brazo, haciendo más prominentes sus pechos y levantando una ceja en un gesto de indignación.

– Claramente, no estoy hablando contigo.–me fulminó con la mirada y después miro a Levi buscando apoyo.– cielo, ¿vas a dejar que me trate así una de tus zorras?

Aprete la mandíbula, mientras cerraba mis manos en puños, escondidas ya que no había descruzado los brazos.
Abrí ligeramente mi boca, dispuesta a contestarle y decirle cuántas hectáreas de mierda me importa su opinión de mi, y que la única zorra era ella.

– No te atreves a faltarle el respeto Charlotte.–Levi se me adelantó.–... Y no entiendo qué haces en mi hogar, así que te pido que te vayas, vete.

– Pero, Levi, cielo...

– Vete Petra, fui muy claro contigo, que tú hayas decido hacer oídos sordos no me concierne, ahora te pido que te retires.–después de decir eso Levi cerró la puerta en su narices y yo solo pude reír y hacer un baile de la victoria mentalmente.

Por zorra ofrecida.

Cuando voltee a ver a Levi, no cambie mi expresión seria, necesito respuestas, no pienso acostarme con alguien que está en una relación o algo por el estilo.
Pero antes de poder siquiera decir Pío, Levi ya estaba hablando.

– No, no soy nada de ella. Si, si tuve sexo con ella. Solo es la hija de un socio, siempre le dije desde un principio que no quería relaciones, ni romanticismo, ni citas, ni nada de eso.–dijo, respondiendo todas las dudas que estaban en mi cabeza.–... Nada de cursilerías... Hasta ahora.–termina de decir mirándome intensamente.

Mis ojos se abrieron por la sorpresa y estaba luchando fuertemente contra la sonrisa que quería aparecer en mi rostro.

¡Vamos Char hazte la dura!

Logré no esbozar la sonrisa que estaba apunto de salir, y solo levante una ceja con incredulidad, iba a responder cuando escuchamos el timbre de nuevo, rodamos los ojos y chasqueamos las lenguas al mismo tiempo.

«Que goals».
Derry, por favor, un minuto de silencio.

Esta vez, si era el repartidor con nuestra comida, después de que Levi le pagará y le fulminara con la mirada por ver mis piernas, cerró la puerta en su cara, pobre chico.
En fin, terminamos comiendo juntos en su cocina, él saco una botella de vino para acompañar la comida, comenzamos hablar sobre temas triviales, luego sobre cosas de nosotros, desde anécdotas, hasta algunos pequeños secretos o travesuras que hacíamos, todo era risas de mi parte, y pequeñas y casi imperceptibles sonrisas de su parte, aunque aveces oía el hermoso sonido de su risa.

Luego de comer, Levi tomo los envases de comida china y se dirigió a tirarlos a la basura, me sirvió un poco más de vino, mientras se apoyaba en la encimera, de frente a mi.
Quería intentar algo, así que esbozando lo que creo que es una sonrisa sensual, tomo la copa y la llevo lentamente hacia mi boca, tomando lentamente, sin despegar mis ojos de los orbes de Levi por encima de la copa. Lo escuché tragar en seco.

– Creo que debería llevarte a tu apartamento, ya es tarde.–comentó pasando su vista al gran ventanal que se extendía de su sala a la cocina, donde se reflejaban los edificios y la noche siendo iluminada por las luces de dichos edificios.

Aguanto la risa causada por su repentina timidez o lo que sea.

– Espero no te incomode...–empecé a decir colocando mi copa vacía en la encimera.– me resulta incómodo seducir a hombres que no me miran directamente a los ojos.–dije, obvio no sé nada sobre seducir, pero el vino y el calentón, me han puesto un poco atrevida, tal vez.

Lo escuché suspirar para luego pasarse la mano por el cabello, alborotandolo, luego cogió mi copa y sirvió un poco más de vino.

– Tu vino.–dijo mientras extendía la copa hacía mi, tratando lo más posible de guardar distancia.

Bueno, ¿y en qué momento fue que cambiamos de papeles?, él, el tímido, yo la atrevida.

Me levanté del banco y me dirigí al frente suyo, sin estar muy cerca, aún no, tome el vino y pase al ataque, asiendole de la perchera de la camisa - la cual se colocó después de que llegara el repartidor- para mantenerlo en su sitio.

– Realmente me gustas, Ackerman. Boca caliente y ojos fríos.–lleve la copa a mis labios tomando un sorbo, sin despegar mis ojos de él por encima de la copa.– Quiero ver más.

Sentí como Levi se tenso ante mi tacto y trato de retroceder, caminé hacia él un poco más, más cerca.

– Quiero que me toques. Quiero que me pongas las manos encima.

En otra vida, quizás.  [Levi Ackerman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora