El insomnio estaba ganando más horas de mi sueño. Muchas veces cabeciaba cuando estaba en el "Sabroso" y me daba rabia porque seguía durmiendo muy poco en las noches, y mis ojeras al otro día eran notables.
Mario dormía como un cachorrito, no por lo lindo, sino por lo profundo. Tenía un sueño, que casi siempre comenzaba en el sofá. Se sentaba allí con el mando de la TV apoyado en su pierna derecha. No sé el porque o para que esa manía de tener el mando tan cerca. A veces lo tocaba pero nunca cambiaba de canal. Ni siquiera lo cambiaba para ver que estaban presentando en otro canal. Siempre veía el mismo el de las noticias. Para él no era suficiente todo lo malo que estaba sucediendo, parecía que sentía morbo por ver más desgracias y ajenas.
En las noches luego de volver de el "Sabroso". Yo me quedaba a veces en la terraza observando las estrellas. Disfruta viendo el cielo y eso me daba una tranquilidad que no podía explicar o definir con palabras. Me olvidaba por instantes de lo mal que lo estaba pasando.
Mario siempre era el primero en irse a la cama. Últimamente yo estaba durmiendo cada vez más en el sofá, aunque no era más cómodo que la cama. Por lo menos no estaba tan cerca de Mario. Y eso ya era mucho mejor.
Mi rostro lucía opaco, sin vida. Había perdido el brillo de mis ojos, no veía natural mi sonrisa. Ya me limitaba hacer un moño (como el de las abuelas) con mi cabello. Hacía meses que no iba al Nails Salón, que antes frecuentaba cada dos semanas. A la peluquería tampoco había vuelto. A veces Mery la peluquera donde iba antes, venía al restaurante. Le gustaba el ron con seven up y me hacía subir un poco el volumen a la música, a veces se ponía a bailar sola trocitos de canciones de bachata. Me decía venga Alice te invito un ron, no me dejes beber sola. Yo aceptaba, ella invitaba una ronda y yo la otra. Mery la dominicana siempre que venía me hacía reír. Me encantaba su acento, sin poder pronunciar la r. Yo reía y eso a Mario le reventaba, yo no le gustaba, no le gustaba la bachata, no le gustaba Mery. Había cogido la costumbre cada vez que veía llegar a Mery el se iba, no sé para donde y tampoco me importaba.
Para mi ese era un buen detalle de su parte. Sin Mario en el restaurante, el ambiente se sentía menos tenso, y Mery con sus historias acerca de su novio, un hombre que estaba casado desde hace 25 años y que le juraba desde hacía 3 con que iba a divorciarse de su mujer para quedarse con ella. Mery tu tan guapa, y tan apañada porque no te buscas un hombre que este libre y que no tenga compromisos?? me atreví a preguntar eso, después de habernos terminado tres copas de ron con seven up, cada una y después de que me dijese que no soportaba a Mario por esa mala cara que mantenía todo el tiempo, me decía muchacha hay que decirle a Mario que se saque ese limón que mantiene en la boca.
Ella repetía automáticamente todo lo que su novio le decía, el afirmaba que tenían que vender primero la casa para hacer la separación de bienes y que hasta que la casa no se vendiera el no podía tener el divorcio. Yo alucinaba y no era por el efecto del ron, era por escuchar a Mery como era de ingenua. Como podía creer en tanto cuento. Yo no añadía nada a ese comentario del divorcio porque la veía tan enamorada, que lo que yo dijese seguro se lo tomaría muy mal, y yo no quería eso. Yo quería que ella siguiese viniendo para tomar ron con seven up, para que Mario se fuera, y para disfrutar de su acento dominicano.
Las dos nos desahogabamos un poco la una con la otra, pero tampoco ninguna ofrecía muchos detalles. Yo le decía Mery me encantaría ir a tu país de vacaciones y olvidarme de que existe esa Av. Montpelier, olvidar todo de aquí, desconectar y mientras decía todo eso, cerraba mis ojos y me imaginaba en ese Mar Caribe al que me hacía tanta ilusión de ir.
Sí Alice un día iremos, pero sin Mario y sin su limón. Nos reíamos mucho y era el único momento en que me sentía mejor.
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NO HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS [sin editar]
General FictionEl desamor y un negocio que no va bien, es lo único que une a esta pareja. Se encuentran en una zona de confort. Uno de los dos deberá salir y romper con ese ciclo. Es vital encontrar una solución justa y equitativa para los dos. Pero el destino...