Parte 29

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Trabajábamos sin descanso, muchas veces se nos pasaba la hora de la comida o la cena, mientras más avanzábamos más nos gustaba estar allí en el restaurante.

Me parecía increíble como todo iba adquiriendo un cambio tan grande y tan bonito, el restaurante poco a poco había dejado atrás su aspecto antipático y aburrido. Ahora empezaba a lucir de otra manera, más moderno, llamativo y totalmente diferente.

Mi hermana Mariana estaba implicada completamente y además habíamos convertido este proyecto en algo personal, yo olvide por completo a Mario, aunque a veces claro después de hablar con su madre por teléfono me recordaba que el seguía igual en coma inducido.

No es que no me importará el estado de salud de Mario, o tal vez si que era cierto que no me importaba, simplemente yo estaba demasiado ocupada como para pensar en el. 

Llevábamos trabajando 3 semanas y el interior y el exterior estaba casi terminado pero nosotras seguíamos sin saber que nombre poner al restaurante. Queríamos un nombre corto, sencillo pero contundente, que la gente pudiera recordar fácilmente.   Teníamos dos nombres y en definitiva le deje esa decisión a Martina, porque no quería llevar en mis hombros esa responsabilidad. 

A veces pensaba como sería cuando Mario se recuperará y volviera y encontrará todo cambiado, como sería su reacción? Yo no tenia ni idea, con él y de él se podía esperar cualquier cosa.

Ya casi estaba todo listo y nosotras seguíamos sin decidir el nuevo nombre del restaurante, en un momento pensé que tal sería llamarlo por ejemplo D'Mario en honor a su propietario y fue entonces cuando Mariana no se ni como estuvo de acuerdo conmigo, tal vez en el fondo las dos sabíamos que ese nombre sería ideal para intentar suavizar el grande problema que tendríamos en caso de que Mario se enfadará por todo lo que nosotras habíamos hecho hasta el momento con su restaurante, del cual aunque yo tuviera una parte, era muy mínima como para haber sido tan osadas en cambiarlo todo.

No teníamos ni la más mínima idea de como se desarrollaría la vida de nosotros especialmente la mía, y de lo que se vendría cuando Mario si así lo quería el destino se despertará del coma  donde permanecía ya hacía casi un mes.

Estuvimos de acuerdo en el nombre con mi hermana, ninguna menciono para nada el porque nos gustaba ese nombre para el restaurante, pero en el fondo las dos sabíamos el porqué, pero resultaba un tanto gracioso o picaresco que ninguna de las dos nos atrevíamos a mencionar y menos comentar para nada nuestra última decisión y así fue como mandamos hacer un hermoso aviso grande con el nombre del dueño que en ese momento ni se enteraba que sucedía.

Aunque por la gravedad de la situación de la salud de Mario, no era conveniente hacer una fiesta de inauguración por la nueva apertura, nosotras estimamos conveniente que ese día estuvieran presentes, nuestros padres, e incluso la madre de Mario.  Yo había guardado muy bien el secreto de todos los nuevos cambios a la madre de Mario. Ella siempre se había mostrado una mujer racional y seguro que no vería ningún inconveniente ni pondría ningún tipo de rechazo a mi iniciativa.

Y así fue como después de varias semanas, nuestro proyecto estaba listo para su inauguración. 

Lucy que hasta hace poco estaba trabajando en casa de una familia haciendo de niñera, le había comentado al hombre padre de los niños que ella cuidaba, acerca del restaurante,  el era un hombre muy conocido de la región por ser el dueño, productor y conductor de un canar regional de televisión que era bastante bien visto por todos en la zona, incluso por los turistas que veían el programa para enterarse de los sitios de moda, el  pronostico del tiempo y ofertas  o noticias de otros negocios de  la región.

Nosotras le comentamos a Lucy que sería un placer tener a ese hombre como invitado ese día de la inauguración al igual que toda su familia, y así fue como la publicidad del nuevo restaurante salio en tv anunciando con bombos y platillos el restaurante más chic del momento.

Recuerdo la primera vez que vimos el comercial en la tv nos quedamos  con la boca abierta.  El anuncio era demasiado espectacular. De no ser porque nosotras eramos las encargadas seguro que nos hubiera convencido de asistir a la inauguración. 

Ahora todo dependía de causar buena impresión con la comida y el resto se iría desenvolviendo solo. 

Quería salir de esa situación, y era consiente de que lo peor ya había pasado, o tal vez no, tenía a veces dudas, pero cuando veía el restaurante tan lindo y acogedor, mis miedos se iban disipando  y la esperanza crecía.

Mi sueño se había hecho realidad gracias a la ayuda de Martina, pero mi sueño no era del todo mio, era un sueño que tenía nombre propio, porque al fin y al cabo ese sitio no me pertenecía, y yo me estaba apropiando de una situación en la que el destino por llamarle de alguna manera, nos había puesto.

No había tiempo para remordimientos y menos para arrepentirse, lo hecho ya estaba hecho y a nuestro parecer estaba muy bien. Ahora solo esperar el día siguiente para la apertura con la inauguración que también saldría por la tv. 

Yo estaba muy nerviosa pero no decía nada a nadie, solo intentaba disimular, mi hermana no paraba de controlar hasta el más mínimo detalle.  

Esa noche anterior a la inauguración nos fuimos a casa, intentando dormir, hasta que finalmente lo conseguimos. 

Esa noche soñé con que el restaurante había sido un éxito rotundo, y me veía sonriente feliz como nunca antes lo había estado.

El despertador me saco de mi éxtasis y sentí ese sueño como si no hubiera sido irreal, por el contrario, estaba convencida que así sería  todo tal cual se me había revelado.



NO HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS  [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora