Parte 19

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Cuando por fin llegué al "Sabroso" Salude a Mario con un Hola! a secas, y me fui directo a cambiar la camiseta, me refresque la cara y me recogí el cabello con mi habitual moño de abúelita.  Cuando salí del baño  Mario estaba detrás de la barra, se me hizo raro porque nunca se hacía en ese sitio, sostenía en su mano una jarra de cerveza, y miraba  hacia la terraza donde  no había nadie.

 ¿ En que piensas Mario?  Sin mirarme, me dijo ¿Que tal llegaron tus padres? Bien, gracias por preguntar.  Mi madre ha traído dulces, y también hizo el queso que me gusta, le ofrecí la bolsa con los dulces y el acepto cogiendo unos cuantos, con la mano que tenía vacía.

Se metió otra vez en la cocina con la jarra de cerveza que tenía casi llena y con los dulces.

Yo me puse a comer los dulces, uno tras otro, comía casi por ansiedad, hum hum que ricos estan!!!  repetía en mi mente, mientras tenía la boca llena. 

Saque luego el queso partí un buen trozo y me lo comí después del atracón de dulce que me había comido antes.

Luego preparé otro tinto de verano y me puse a beberlo, mientras pensaba en mis padres, en que quería ir con ellos a comer a ese restaurante.  Pensaba también como debía hacer, era obvio para mi que Mario no iría, el estaba lo suficientemente amargado como para salir a un restaurante conmigo y con mis padres, eso yo no lo veía probable. 

A veces le daba muchas vueltas a las cosas en mi cabeza, era más fácil de lo que yo creía simplemente  iría con ellos a comer, y Mario se quedaría en el "Sabroso" como siempre.

Sonreí cuando me di cuenta que tampoco era tan complicado. Realmente habían más cosas de las cuales debía preocuparme pero de ir al restaurante "Amalfi" de eso no.

Me sentí un poco animada, y en vez de seguir pensando en pequeñeces. Decidí empezar a limpiar la parte de atrás de la barra donde se ubicaban todas las botellas de licor, también quería reponer la nevera donde estaban  la cerveza y los refrescos.

Puse un poco de música en mi teléfono, empecé a bajar todas las botellas sobre la barra una por una mientras las  iba limpiando con un trapo húmedo especial para limpiar cristales. 

Mario se paro en la puerta de la cocina como siempre solía hacerlo y no se si me miraba a mi o miraba hacía  la terraza, porque no quería saberlo, ni me importaba, al menos en ese momento no. 

Me sentía un poco mejor,  sabía que el problema en el que estaba era grande, pero después de haber visto y abrazado a mis padres, y después de haber estado en el "Amalfi" y  beber dos tintos de verano, no veía porque tenía que seguir afligida ni tan poco amargada como Mario.

Mario ya había terminado la jarra de cerveza, y se acercó a servirse otra.

Quiero vender el restaurante! dijo. Fue directo y contundente, me gire desde la silla de donde yo estaba parada, y fue tan rápido que poco falto para caerme encima de Mario, menos mal mis reflejos hicieron que me apoyara en la pared y no paso nada. Bajé de la silla y le dije: ¿Tu crees que alguien puede comprar el restaurante en las condiciones en que esta?  me refiero que pueda pagar una suma razonable en serio ¿tú crees que se podría vender y pagar todo lo que se debe? empezando por el banco para que Mariana no pierda su casa. También para pagar a los proveedores, yo quería continuar, pero la mirada de Mario era fulminante, me miraba con rabia, y yo sentí mas enfado. ¿ Porque me miras de esa manera Mario?   ¿Acaso estoy diciendo algo que no es cierto o sin sentido?  Intenté que mi voz no se escuchara mas alto, tenía que aprovechar esa oportunidad para que Mario hablará.

 Me mordí la lengua para no gritarle, que era un completo imbécil y un gran gilipollas, pero pensé que tal vez, yo lo era más. 

Intenté no seguir esa línea de pensamiento, de seguirla le podría soltar cualquier barbaridad a Mario, y no quería eso. ¿Como piensas vender el restaurante? le pregunte  mientras intentaba no verle, por suerte tenía muchas botellas que limpiar, la excusa perfecta para no verlo de frente. 

¿Que clase de pregunta es esa? Voy a poner un aviso afuera para que todo mundo pueda verlo, al que le interese, puede preguntar directamente.  ¿Solo eso? pregunté.  ¿Como así? ¿Podríamos intentar de contestar sin hacer otra pregunta?? Perdón. Me di cuenta que yo estaba haciendo lo mismo. 

Yo creo que venderlo sería lo mejor,  que nos podría pasar. Lo digo sinceramente. Pero hay que ser realista y darse cuenta que este negocio esta acabado Mario.  Cuando alguna persona pregunté acerca de las ventas. ¿Que les vas a decir?? En eso momento yo ya había dejado la limpieza de lado, pienso que lo tenía por los huevos, y estaba esperando su respuesta.

¿Porque tendrían que preguntar eso? replicó Mario, creo que abrí mis ojos hasta sentir que me ardían. Me parece increíble que no pienses que lo más normal si alguien esta interesado o interesada es que pregunten los ingresos de las ventas, al igual que preguntarán acerca de lo que se paga por el alquiler, la electricidad y el agua.  

No creo que pregunten eso dijo Mario. Es increíble, ok vale, perfecto. Pon el anuncio lo más rápido posible y esperemos a ver que pasa.

No quería seguir escuchando, era increíble. No sé como pensaba él. Pero al fin y al cabo el sería el que tendría que dar la cara en caso de que algún supuesto comprador viniera. Yo me limitaría a decir el potencial del restaurante porque la ubicación era estratégica.  Y en ese momento no ose me ocurría que más podría decir. También podría decir la ventaja de estar rodeados de los bares que solo vendían bebidas y de la discoteca nueva, que era el furor entre los turistas.

 No podía expresar mi opinión real  porque estaría fuera de lugar, no podía soltar algo así como:  "El sitio esta bien, lo malo es la carta y  el chef". Tenía que disfrazar la verdad.

 Por una parte me parecía bien que el ya estuviera reaccionando. Necesitaba algo así como un milagro, que llegará una persona con mucho dinero y comprará el "Sabroso" por una buena cantidad de dinero, que nos permitiera, pagar todo y quedarnos con una parte, eso sería la salvación para todos, pero era solo un sueño, y había que ser realista. Y aunque siempre soñaba con ese cambio que tanto necesitaba hacer con mi vida, también era realista, porque sabía el estado financiero en que nos encontrábamos. 

Después de que Mario me había soltado esa noticia, seguí limpiando. Hubo un momento en el que empece a pensar, que tal vez yo era negativa.  Si aparecía alguien con tres dedos de frente más que Mario, podría convertir el "Sabroso" en otro restaurante. Ojalá eso pasará, ojalá, me repetía una y otra vez.


NO HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS  [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora